21 de abril de 2011

Review: The Sea And Cake "The moonlight butterfly" (2011)

Por Fernando Suarez.

-The Sea And Cake “The moonlight butterfly” (2011)
Más allá de algún breve parate (específicamente, entre 2004 y 2007), The Sea And Cake no detiene la exhaustiva búsqueda de la perfecta elegancia cancionera que emprendieran en 1993. “The moonlight butterly” es su noveno álbum y, a esta altura, nadie espera sorpresas, sino puro deleite auditivo para relajar los músculos y la mente, hermosas melodías que emocionan sin llegar nunca a desgarrarse, agradables brisas que evocan fantasías de comodidad melancólica para adultos. Su estilo es tan inconfundible, tan único como imposible de encasillar en una categoría específica. Podemos hablar de Pop, sin duda, en su estado más refinado y estilizado. Pero también de los aspectos más relajados y sutiles del Jazz, el Indie, el Post-Rock, el Folk, la Bossa-Nova, el Kraut-Rock y hasta la Electrónica, todo empleado con un cuidadoso virtuosismo que nunca, pero nunca, pierde de vista la importancia de la canción en sí misma. La duración del disco (treinta y tres minutos y medio) y el hecho de que cuente con sólo seis temas, pueden hacer que se lo considere un ep pero, en última instancia, eso es un dato más bien anecdótico. Es importante, no obstante, notar como, a pesar de que el cuarteto mantiene en todo momento su identidad distintiva (guiada, en gran parte, por la siempre sensible voz de Sam Prekop, la sutileza rítmica de John McEntire y el complejo entramado armónico de guitarras y teclados), se atreve a jugar con ella, explorando aspectos que, en el pasado, tal vez no estuvieran tan desarrollados. Como buen ejemplo de esto, tenemos el tema que da título a la placa (un instrumental dominado por teclados que pondrían verde de envidia a Vangelis) y, especialmente, el extenso “Inn keeping” y sus diez minutos y monedas de cadenciosa marcha Kraut-Rockera delicadamente arropada por suaves rasgueos acústicos, tenues y (al mismo tiempo) envolventes efectos espaciales, sutiles juegos dinámicos y las consabidas líneas vocales de Prekop. De todas formas, esto sigue siendo The Sea And Cake de cabo a rabo, y eso significa clase, talento, distinción y exultante melodicismo para tirar al techo. No son cualidades como para andar despreciando.

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