17 de febrero de 2010

The Black Meat Procession - The Ovaltine Reaction and Other Sugar Induced Hallucinations




The Black Meat Procession es un ensamble Cyber-Grind-Noise-Alucinógeno de personajes salidos del mítico "Naked Lunch", con una seria adicción al azúcar y los dulces en general y la clara intención de documentar los viajes que dichos productos generan en sus mentes. Contando con todos los ticks que caracterizan a tan hermoso subgénero musical (allí donde Agoraphobic Nosebleed, Cephalic Carnage, Fantômas, Gore Beyond Necropsy y Mortician se dan la mano), aquí presentamos para su deleite auditivo, estas cuarenta explosiones de ruido, ninguna de las cuales supera el minuto de duración.

Descargar The Ovaltine Reaction de The Black Meat Procession aquí
Download The Ovaltine Reaction by The Black Meat Procession here

13 de febrero de 2010

Reviews

Por Fernando Suarez.


-Flux Of Pink Indians ”The fucking cunts treat us like pricks” (1984)
Aún antes de su nacimiento, algunos ya anunciaban la muerte del Punk. Claro, si títeres como Sex Pistols y The Clash encarnaban esa supuesta revolución, entonces no había esperanza posible. Vamos, queremos romper las reglas pero creamos un nuevo dogma, repetimos los mismos acordes, las mismas poses, la misma soberbia, la misma falta de profundidad, nos uniformamos, nos autodestruimos y aquí no ha pasado nada. Flux Of Pink Indians escribe otra historia, una que comparte con contemporáneos como CRASS, Big Black y Einstürzende Neubauten y cuyas páginas se tocan con las de Fugazi, The Ex, Cop Shoot Cop, Fucked Up, Converge o Wolf Eyes. Algunos verán esto como una insensata enumeración de nombres que poco y nada tienen en común pero es en la esencia misma de las propuestas de esos (y otros) artistas que se puede hallar el hilo conductor que define una forma de encarar el Punk más allá de las limitaciones genéricas. Hablo de intensidad, confrontación, inteligencia, libertad creativa y ética inquebrantable. Hablo de desterrar tanto al adolescente que sólo piensa en el pogo como al snob que lo observa displicente desde su burbuja de afectaciones. Por supuesto, también hablo de un gusto ineludible por el ruido, de verlo como un elemento musical tan válido como cualquier otro. Efectivamente, el trabajo de Flux Of Pink Indians (plagado de acolpes, samples, feedback, gritos, guitarras chirriantes y ritmos frenéticos y taladrantes) ataca a los sentidos, confunde, marea, por momentos asfixia con capas y capas de sonidos corrosivos, en otros dibuja caóticas escenas de histeria urbana (casi como hacer un zapping en un televisor descompuesto y en blanco y negro) y no olvida dejar espacio para las expresiones más básicas y urgentes. Y toda esa hostilidad sónica, esa pulsión por salirse desesperadamente de los márgenes autoimpuestos por el Rock mismo, se condice perfectamente con la visión política que expone el grupo (¿Ya mencioné su afiliación con CRASS?). En cualquier caso, el poderío musical de este disco (que ya se adivinaba en su antecesor, el genial “Striving to survive Causing least suffering possible”) es tal que hasta se pueden dar el lujo de disfrutarlo (o padecerlo, según el caso) como entidad artística en sí misma, despojada de su background ideológico. Aunque es muy probable que, de hacerlo así, se estén perdiendo una buena porción de esta suculenta y deliciosa torta.


-Barkmarket “Vegas throat” (1991)
La mayoría ni debe saber quién es (ni le interesa) pero los que conozcan a David Sardy probablemente asocien su nombre al rol de productor de bandas como Helmet, Cop Shoot Cop, Vision Of Disorder, Orange 9mm, Unsane o Far e inclusive de artistas consagrados como Johnny Cash, Devo, Red Hot Chili Peppers o The Rolling Stones, entre tantos otros. Con semejante curriculum (en especial en el terreno ligado al under), no es de extrañar que Barkmarket, el grupo que Sardy lideró entre 1987 y 1997, se mueva por carriles afines al Hardcore, el Grunge y, especialmente, el Noise-Rock. Hablando claro, puro Rock noventoso de guitarras. Crudo, pesado sin ser Metal, agresivo sin apelar al exceso de testosterona como única arma, inteligente y mugriento al mismo tiempo, enfermizo pero sin caer nunca en histrionismos innecesarios, ruidoso y creativo pero con un profundo respeto por las canciones. En ese sentido, la voz de Sardy (también a cargo de las seis cuerdas) se destaca de gran parte de sus pares Noise-Rockeros aportando melodías gancheras en inflexiones casi blueseras (los acrecamientos perversos al Blues y el Jazz eran moneda corriente en el Noise-Rock de aquellos años pero, por lo general, se limitaban a la parte instrumental) que, en lugar de diluir, le suman una nueva dimensión al retorcido sonido del trío y, en ocasiones, pueden hacer pensar en un híbrido deforme entre Soundgarden (Sardy también trabajó con Chris Cornell en su etapa solista) y The Jesus Lizard. Por momentos hasta da la sensación de que la voz trata desesperadamente de elevarse mientras el resto de los instrumentos la arrastran hacia su propio infierno de ritmos aplastantes, riffs enroscados y descontroladas disonancias. Claro, tampoco faltan los alaridos psicóticos, los tempos contracturados, los acoples, algún que otro sample, el bajo gordo y pendenciero, y ese negro y delirante sentido del humor tan típico del Noise-Rock. Por supuesto, con lo dicho no faltará quien vea en Sardy una especie de Steve Albini noventoso y, si bien ciertas similitudes son irrevatibles (ambos productores especializados en el costado más ruidoso del Rock, ambos guitarristas y cantantes en sus respectivos tríos de, claro, Noise-Rock, ambos autores de letras tan jodidas como la música que las acompaña), la personalidad distintiva e innegable de Barkmarket ayuda a no caer en comparaciones facilistas. En fin, calculo que, a lo largo de este divague, debo haber repetido el término Noise-Rock la suficiente cantidad de veces como para que a nadie le quede ninguna duda de por dónde viene la mano en este genial “Vegas throat”.


-Abruptum “Evil Genius” (1995)
Por el sólo hecho de contar con una batería marcando ritmos claramente discernibles, “Evil Genius” (un compilado de demos y ep’s originalmente grabados a principios de los noventas) puede considerarse como el trabajo más convencional y, por ende, atípico de Abruptum. Ligados fuertemente al Inner Circle del Black Metal noruego, este enigmático dúo sueco se caracterizó por llevar al género a su expresión máxima de horror y asfixia, adelantándose por varios años a los sonidos que luego ensayarían artistas como Xasthur, Gnaw Their Tongues en inclusive Sunn 0))) en su etapa más negra. En lo formal, la música de Abruptum tiene más relación con el Noise, el Ambient y lo Industrial que con el Metal propiamente dicho, pero si se trata de generar atmósferas opresivas, malignas, cargadas de sórdidas alucinaciones satánicas e ideales para ambientar rituales de invocación demoníaca, esto es infinitamente más efectivo que cualquier cosa que Mayhem o DarkThrone hayan concebido jamás. Como ya dijimos, “Evil Genius” cuenta con ritmos y hasta está dividido en doce canciones, una rareza si tenemos en cuenta que los demás discos del grupo se bastan con un máximo de cuatro (siempre extensos y casi cinematográficos) tracks para desplegar sus macabros viajes. Aún así, no se trata de Black Metal convencional. Los ritmos lentos, los riffs disonantes, los siniestros samples y teclados, las voces profundas y guturales, y ese sonido cavernoso y envolvente remiten a una suerte de Godflesh despojado de urbanidad y sumergido en la más sangrienta de las pesadillas místicas. Entre tanto auge (siempre hablando del underground, no esperen que estas mierdas ruidosas lleguen nunca a Mtv) de experimentadores dentro del Black, sería un acto de absoluta injusticia no reconocer a Abruptum como precursores definitivos y creadores de algunas de las piezas más aterradoras de la historia de la música. Para aquellos que no se animan del todo, “Evil Genius” puede resultar una buena introducción para luego llegar al material más abstracto y amorfo del dúo. Y, para los que buscan propuestas originales e innovadoras en el mundo del Negro Metal, esto es sencillamente indispensable.


-Cast Iron Hike “Watch it burn” (1997)
Las llamas comienzan a consumirlo todo y aún no sé por dónde empezar. ¿Es esto Hardcore? El pequeño bulldog de Victory Records que me mira con expresión fiera desde la contratapa parece indicar que sí. Pero aquí no hay arengas mosheras, gestos rudos, dogmáticas proclamas Straight Edge ni fábulas de credibilidad callejera. Tan sólo algún que otro machaque casi Thrasher nos acerca a esa imagen estereotipada del Hardcore. Entonces, ¿podemos hablar de Hardcore sin tener que caer en aburridos lugares comunes? Perfecto, en ese caso es probable que el Hardcore salga vivo de este incendio. Pero, ¿cómo les explico lo que está sucediendo mientras mi piel comienza a ampollarse por el calor? Ok, ¿ya dije Hardcore? Eso, aquí al menos, significa pasión, energía, urgencia, expresión pura y sin artificios. Pero (y tal vez no debería perder el tiempo con estos cuestionamientos, teniendo en cuenta que el techo parece a punto de derretirse sobre mi cabeza), ¿qué pasa cuando todo eso está entregado con inteligencia, imaginación, vuelo musical, personalidad propia y sensibilidad melódica? ¿Tendría que hablar de Post-Hardcore, entonces? No lo tengo claro, esto de las definiciones me confunde y, sinceramente, me queda poco oxígeno como para pensar con claridad. Sólo puedo atinar a reflexionar que cualquier categoría que sirva para englobar nombres como Only Living Witness, Deadguy, Quicksand, Neurosis (en un fugaz rapto de inspiración, mi mente recuerda que una de las guitarras de Cast Iron Hike estaba a cargo de Mike Gallagher, futuro miembro de Isis), Helmet o Snapcase, debería ser apropiada para estos bostonianos. Aunque es probable que eso no sea suficiente, rara vez lo es. Y les juro que quisiera describirles con mayor detenimiento cada uno de los profundos recovecos que dibujan estas canciones pero, en este momento, con “Watch it burn” sonando desde los parlantes, lo único que mis sentidos perciben es un abrasador y envolvente fuego.


-Kiss It Goodbye “She loves me, she loves me not…” (1997)
Sin aire para respirar, sin refugios donde esconderse. “She loves me, she loves me not…” es una experiencia que trasciende la pasividad de simplemente escuchar un disco. La música de Kiss It Goodbye se escapa de los parlantes, reptando como serpientes de alquitrán hirviendo, se corporiza y nos estrangula con manos tan rasposas como impiadosas. Cada riff lacera la piel y genera un doloroso rechinar de dientes, cada golpe rítmico retuerce estómagos y entumece huesos, cada alarido penetra las neuronas como una aguja envenenada y resuena en el pecho hasta hacerlo estallar. Nueve canciones cubiertas de sudor desesperado, concebidas por espíritus quebrados que se aferran a sus últimos restos de humanidad con dedos temblorosos. Cascadas de disonancia que infectan los sentidos, construcciones cacofónicas que disparan cortocircuitos en la mente. Nueve canciones escupidas con una intensidad que obliga a cerrar los puños hasta hacerlos sangrar mientras sentimos el cráneo latir de forma frenética y ensordecedora. No hay nada divertido, amigable o superficial en este disco, no por nada algunos miembros del grupo venían de tocar en leyendas del Hardcore más extremo, metálico y enfermizo (que luego sería conocido como Mathcore) como Deadguy y Rorschach. Y esa agresión desencajada y psicótica aquí se vuelve aún más amenazante a través de tempos irregulares pero siempre cadenciosos y opresivos, y un trabajo de guitarra (disonante, ruidosa, creativa y con una energía hiriente) sencillamente excepcional. De hecho, si nos ponemos estrictos, esto tiene más en común con las catarsis violentas de Neurosis (sí, aquí hay mucho de ese fuego, aunque presentado de otra forma, claro) o Will Haven que con el caos vertiginoso de The Dillinger Escape Plan, aunque tal vez la forma más concisa de describirlo sea imaginar una rabiosa versión Hardcore-metalera del Noise-Rock más denso y asfixiante. Llámenlo como quieran pero, si buscan música donde la intensidad y el vuelo creativo vayan de la mano, no pueden dejar pasar esta auténtica maravilla.


-In/Humanity “Violent resignation: The great american teenage suicide rebellion” (2000)
Emo-Violence. ¿Cómo? ¿Acaso es posible aunar la frágil sensibilidad del Emo con la caótica virulencia del Powerviolence? ¿Qué diría Eric Wood ante semejante herejía? ¿Y los muchachos de Hellnation, ilustres ciudadanos de la Nación Poderviolencia, con su “At war with Emo”? En realidad, si lo piensan bien, aquellos viejos discazos de grupos pilares del Emo como Rites Of Spring, Moss Icon, Current o Heroin hacían gala de una intensidad y una potencia capaces de competir con el más mugriento Grindcore, por lo que, si la aproximación viene por ese lado, no resultaría tan incomprensible. En efecto, el término Emo-Violence (acuñado por los mismos In/Humanity) sirvió para describir propuestas tan extremas y frenéticas como las de Orchid o Reversal Of Man, entre otros. “Violent resigantion” compila casi la discografía completa del cuarteto, comprendida entre 1992 y 1998 y pletórica de blast-beats, alaridos, acoples, abruptos cambios de ritmo, guitarras ruidosas y una emotividad tan visceral como, bueno, violenta. En su mayor parte, este material bien podría caer en las definiciones más estrictas de Powerviolence: ritmos aceleradísimos (pueden verlo como Grindcore sin Metal o como Hardcore llevado al límite de velocidad y pudrición, ustedes eligen), estructuras caóticas, voces agresivas, sonido crudo y abrasivo, ocasionales rebajes rozando el Sludge y un sentido del humor entre irónico y sencillamente retardado. Ahora bien, si pensaban que la parte Emo de la ecuación tenía que ver con incorporar melodía a la misma, piensen otra vez. La palabra clave aquí parece ser histeria. Por un lado tenemos las voces, que dejan de lado los gruñidos pedregosos para privilegiar la parte más estridente de los gritos Hardcorosos, el tipo de chillido que se suele encontrar en el Screamo pero también en grupos como The Locust, Converge o Discordance Axis, y la mención de estas bandas no es gratuita. En segundo lugar, y aún más importante, están las guitarras. Aquí se destaca el uso casi constante de tonos menores, una práctica que, en su momento, fuera casi exclusiva de las primeras bandas Emo, siempre hablando del contexto del Hardcore y aledaños, desde ya. Esto hace que los riffs suenen disonantes y tensos, en contraposición con la brutalidad más bien D.R.Iesca y moshera de gran parte del Powerviolence de la época. Claro, si en lugar de dar tantas vueltas e inventar rótulos estúpidos, habláramos de Hardcore extremo, ruidoso, frenético y disonante, la cosa sería mucho más simple. En cualquier caso, la propuesta de In/Humanity no sólo resultaba ser sumamente personal, intensa y creativa (su influencia puede rastrearse en las bandas antes mencionadas y en otras como Pig Destroyer, United Nations o Narcosis), si no que también sentaba ciertas bases para encarar la música extrema desde un lugar más emocional y catártico antes que desde la rudeza o la pose malvada. No por nada en muchos de shows usaban como introducción una grabación de un contestador automático donde Jamey Jasta (cantante, o algo así, de Hatebreed) se asumía como homfóbico y amenazaba con emplear violencia física con su interlocutor (el autor de un artículo en un fanzine que osaba criticar, con ácido sentido del humor, la pose violenta de muchas de las bandas del catálogo de Victory Records entre las cuales, obviamente, se contaba Hatebreed), superpuesta con el tema “Macho Man” de Village People. No sé ustedes pero, para mí, eso sólo ya es motivo suficiente para amarlos incodicionalmente.


-Storm & Stress “Under Thunder and fluorescent Lights” (2000)
Con su frenética reinterpretación instrumental del King Crimson más riffero, Don Caballero es serio contendiente al título de banda más precisa, controlada y ajustada dentro del vasto universo del Indie y el Punk americano. Tal vez debido a semejante disciplina, Ian Williams y Erich Emm (guitarrista y bajista, respectivamente, de dicho grupo entre 1992 y 2000, el primero también miembro de Battles) decidieron encarar este proyecto paralelo de forma mucho más relajada. En efecto, si bien la música de Storm & Stress mantiene el sentimiento retorcido y la pulsión por crear intrincados paisajes musicales de Don Caballero, su aproximación es mucho más lúdica, basada en la improvisación y, por ende, impredecible. Momentos de calma reflexiva pueden dar paso (o no) a hiperkinéticos choques de ritmos desbocados y guitarras laberínticas, pequeñas orquestaciones desencajadas (de esas donde parece que cada instrumento está tocando un tema diferente pero, sin embargo, mantienen una cierta cohesión) se funden con voces que parecen cantar desde una ducha y desembocan en excursiones guitarrísticas que evolucionan constantemente sin guía aparente más que la inspiración del momento. De alguna forma, podría decirse que Storm & Stress hace un enroque de referencias con respecto a Don Caballero, reemplazando la sobria intelectualidad de Robert Fripp por la espontaneidad y el humor de Derek Bailey o el John Zorn más volcado a la improvisación. Por supuesto, estamos hablando de músicos que no le temen al virtuosismo pero que usan sus habilidades como herramientas para romper las paredes de la tradición antes que como fines en sí mismos. Y lo interesante es que, a través de semejante despliegue de experimentación, el trío se las arregla para transmitir todo tipo de emociones (tensión, alegría, rabia, inocencia, desconcierto, locura, melancolía, relax, etc.) que pegan en las entrañas antes que en el cerebro. En fin, si quieren algo de virtuosismo Avant-garde pero despojado del snobismo acartonado que muchas veces inunda a propuestas similares, no lo pueden dejar pasar.


-Today Is The Day “Sadness will prevail” (2002)
Luego de tres excelentes discos (“Supernova”, “Willpower” y “Today is the day”) editados por Amphetamine Reptile (el sello emblema del Noise-Rock de los noventas, hogar de luminarias como Unsane, Helmet, Cows, Brainiac y Melvins, entre tantos otros), Today Is The Day hizo su éxodo en 1997 a Relapse Records de la mano de esa indiscutible obra maestra que fue “Temple of the morning star”. En dicho álbum, el trío liderado por Steve Austin llevaba a su máxima expresión su particular (y tremendamente influyente) cruza de Noise-Rock, Hardcore, Metal extremo, visión Progresiva y experimentación Industrial, legándonos uno de esos momentos que quedarán inscriptos eternamente en el panteón de la música extrema en general. Luego llegaría “In the eyes of god”, donde el grupo (tras un cambio de integrantes que favorecería la entrada de Bränn Dailor y Bill Kelliher, ambos futuros miembros de Mastodon) acercaría su, ya de por sí, violenta propuesta a las nihilistas aguas del Grindcore y el Death Metal. Otro cambio de formación y un disco de rarezas y versiones en vivo (“Live ‘till you die”) mediante, veía la luz este ambicioso cd doble donde Austin y compañía ponían toda la carne al asador, proponiendo uno de los más tortuosos y atrapantes viajes musicales concebidos en la historia del Rock. Por supuesto, un álbum doble siempre es una empresa complicada que cuenta con el riesgo de que las pretensiones sobrepasen a los resultados, pero eso no amilanó a nuestro hombre. Lo primero que llama la atención es el sonido, mucho más crudo y áspero que el de sus trabajos previos, con Austin chillando de manera aún más desenfrenada y estridente, aún sin abandonar sus típicas variantes semi-melódicas-retorcidas y las toneladas de efectos con los que deforma su voz. Y eso ya nos da una pauta. En lugar de intentar suavizar la extensa duración de “Sadness will prevail”, el grupo se lanza con saña sobre el oyente y lo obliga a atravesar un recorrido tan doloroso como, finalmente, adictivo. No se trata del ataque directo y muscular de “In the eyes of god”, aquí la cosa se pone mucho más extraña e impredecible y aún los temas más violentos están cubiertos de una espesa capa de psicodelia ruidosa y ennegrecida que infecta los sentidos y derrite neuronas a su paso. Como corresponde, más allá de sus habituales bombazos Noise-Psycho-Metaleros (que pueden ir desde el más frenético blast-beat al más denso y Sabbáthico de los rebajes sin inmutarse ni resignar su necesaria cuota de epiléptico caos rítmico), el trío incursiona en experimentos musicales inéditos que no hacen más que acentuar el desesperante hilo conductor del disco. Así, encontramos guitarras acústicas, pianos, erupciones de virulento Free-Jazz, breves remansos de tensión melódica (ideales para ambientar las más sórdidas fantasías de cualquier Serial Killer), infinidad de samples y texturas corrosivas, coros fantasmales e infernales, instrumentos de cuerda (a cargo de la gente de Amber Asylum, que hasta se animan con una versión neo-clásica del tema que da nombre a la placa), arreglos casi Kingcrimsonianos (si imaginamos a un Robert Fripp portando armas de destrucción masiva y con espuma chorreando de su boca, claro), teclados desvencijados, músicos invitados (a los de Amber Asylum, sumen la presencia de Seth Putnam de Anal Cunt y Mark Morton de Lamb Of God), cascadas de feedback y ruido digital, manipulaciones sonoras por doquier (Austin rescata aquella idea de utilizar el estudio de grabación como un instrumento más, logrando así que el disco cuente con una profundidad tridimensional, casi cinematográfica), voces femeninas a capela y hasta un tema (“Never answer the phone”) de veintitrés minutos que culmina su pesadilla alucinógena con un genial fragmento de “El bebé de Rosemary”. Todo eso puesto al servicio de generar agobiantes sensaciones de absoluta locura, por momentos entre frenéticas convulsiones y en otros sumergidos en quebradizas visiones suicidas. Ni hace falta aclarar que no se trata de material de fácil digestión. De hecho, recorrerlo de principio a fin sin pausas es un auténtico test de resistencia mental, espiritual y física. Para aquellos que no le temen a los desafíos (he allí el verdadero espíritu de lo que debería ser considerado extremo o brutal), “Sadness will prevail” es un sólido bloque de música que los pondrá al límite de sus capacidades y los dejará inevitablemente heridos. Pero de cada una de esas cicatrices habrán aprendido una valiosa lección.


-Kill Your Idols “From championship to competition” (2005)
Quince temas en poco menos de media hora. Quince saludables ráfagas de adrenalina entregadas con el corazón en la mano. Esto es Hardcore y Jarvis Cocker puede morirse ahora mismo, ahogado su repugnancia glamorosa y afectada. Aquellos que sepan del tema reconocerán nombres como Minor Threat, 7 Seconds, Negative Approach, Circle Jerks o D.O.A., y aquellos no iniciados que estén, de todos modos, interesados deberían conocerlos en primer lugar. No puedo hablar, entonces, de originalidad ni experimentación. Está bien, me quedo con esta energía urgente, pasional, hermosa en su primitivismo. La garganta adolorida de tanto gritar, los huesos entumecidos, el pecho palpitando a toda velocidad, la piel cubierta de victorioso sudor. Nada de poses acartonadas, esta música refresca el espíritu y lo prepara para afrontar cualquier desafío. ¿Sofisticación? ¿ Elegancia? Bueno, hay un lugar y un momento para todo pero aquí hablamos de liberación, de levantar los puños y (des)entonar gloriosos himnos que nos ayuden a escapar de esta alienación urbana en la que nos sumergimos día a día. Fugaces, efímeras erupciones de salvación comprimidas en cuatro acordes y ritmos galopantes. ¿Acaso está mal que estas canciones me hagan rejuvenecer y olvidar, aunque sea por un rato, el cinismo y la intelectualidad? Bueno, demándenme y reflexionen a gusto, yo tengo una cita ineludible con un mosh en mi cabeza.


-Clouds “We are above you” (2008)
Cave In no sólo es uno de los nombres más destacados del Metal extremo de los últimos años (le dieron una vuelta de tuerca única al aún incipiente Mathcore en su clásico “Until your heart stops”, se adelantaron a lo que luego se conocería como Metalgaze en el imprescindible “Jupiter”, flirtearon con el mainstream, volvieron a la comodidad del underground y nunca detuvieron su afiebrado apetito creativo ni bajaron el nivel de sus obras), también se dieron el gusto de inundar el mercado independiente con infinidad de colaboraciones y proyectos paralelos. El Emo de Kid Kilowatt, el Indie-Rock de Pet Genius, la versión instrumental del grupo en Sacrifice Poles, el Pop Psicodélico de Stephen Brodsky (tanto en sus discos solistas como en New Idea Society, el dúo que compartió con Mike Law, ex miembro de los geniales Eulcid) y The Octave Museum, el Sludge monolítico de Zozobra (casi una secuela de Old Man Gloom, aquel supergrupo que también contaba con gente de Converge y Isis) y su estrecha relación (han compartido integrantes y proyectos en más de una ocasión) con Converge demuestran que estos muchachos no pretenden dejar nada en el tintero a la hora de expresarse musicalmente. Clouds es el proyecto craneado por el guitarrista Adam McGrath (aquí también devenido en vocalista) para dar rienda suelta a sus más primitivas pulsiones rockeras. Claro, hablando de esta gente (irredimibles nerds musicales), no esperarán que la cosa sea demasiado convencional o genérica. El debut del grupo, “Legendary demo” (2007), ya anticipaba los caminos que buscaban recorrer y aquí la propuesta parece asentarse del todo. Partiendo de una base de Rock crudo, riffero y muscular, Clouds va tocando diversas influencias que dan como resultado final su propia identidad. Tenemos algo de densidad Melvinesca, evocadoras melodías de clara extracción Grunge, vibrantes arranques de rabioso Hardcore/Punk, momentos de groove setentoso, guiños al Proto-Punk de Stooges y MC5, rebusques casi Progresivos y hasta algún que otro riff extraído directamente del manual de Greg Ginn. Siendo cretinos, podríamos decir que esto es una versión mugrienta y con corazón Hardcore de los primeros discos de Queens Of The Stone Age, pero eso sería injusto para ambas bandas. En cualquier caso, para seguidores de todas las facetas de Cave In y aquellos que sepan apreciar un buen recuento de historia rockera a través de una óptica con raíces en el Hardcore, esto debería ser material de interés.

11 de febrero de 2010

Avalancha de reviews live

Por Federico Acosta.

Hola amigos, vuelvo a reportar desde el frente de batalla. Conseguí tiempo para sentarme y escribir un poco y llevarles un pedacito de estos recuerdos. Para los que queremos disfrutar de la música en vivo sabemos que es complicado, ya que la mayoría de los lugares no tienen las condiciones adecuadas para tener un buen sonido o brindar un buen espectáculo. Esperemos que un día cambie esa situación de todas formas ahí estaremos para apoyar a las bandas. Hoy voy a comentarles los recitales de Obituary, Deicide, Metallica y AC/DC.

Obituary
Fecha: 04/02/10
Lugar: Super Rock


El verano y el Death Metal no se llevan bien. Apenas al descender al antro conocido como Super Rock sentí el rigor de esta afirmación instantáneamente: iba a ser una noche muy calurosa en ese pequeño lugar. Llegué justo para ver el último soporte, Matan S.A. que se suma a la gigantesca lista de clones de Cannibal Corpse y Cía. Para ser sincero no estuvieron mal y el público no se emboló tanto como suele pasar con otros soportes. En ese momento me di cuenta de que el lugar no se iba a llenar. El bolsillo del metalero local quedó exprimido tras todas las últimas visitas. El calor de esa noche infernal hacía que todo el mundo lo pensara dos veces antes de meterse dentro. Calculo que había 300 personas en el lugar. Tras Matan S.A. se vieron a los músicos de Obituary subir rápidamente al escenario para prepararse. Luego se escucharon los continuos pedidos de los Tardy para que levantaran los monitores. Se abrieron las cortinas y allí se plantó Obituary. Detrás de la banda había un telón del nuevo disco, Darkest Day adornando el pequeño escenario. El sonido estaba un poco bajo y a su vez era bastante claro, seguramente para evitar lo sucedido con Deicide y con otras bandas que tocaron allí dentro. Los temas elegidos fueron una mezcla entre las canciones clásicas y las más nuevitas. Arrancaron con List Of Dead y Blood To Give del nuevo disco, y enseguida le pegaron On The Floor y Face Your God, de los discos Frozen In Time Y Xecutioner´s Return. Luego empezó el repaso de viejos clásicos. Cuando llegó Chopped In Half las últimas fuerzas se extinguieron gracias al sofocante calor. El piso estaba resbaloso y la gente estaba cansada en el pogo, bufando por un poco de aire y cantando con John Tardy. Había un tipo que parecía una pelotita de pinball rebotando contra la gente y cayéndose al suelo. El pobre hombre escuchaba y quería saltar pero había demasiado alcohol en su sangre. Luego fue todo un caos en el pogo, a cada rato alguien caía al piso y era aplastado por otro en ese infierno resbaloso de sudor, barro y cerveza. Las bocas estaban abiertas y jadeantes buscando un aire que jamás llegó. Y allí la banda desbordando con sus riffs lentos y pesados, esos que te aplastan la cabeza. Llegaron Turned Inside Out y los ritmos grooveros de Dying, una canción que me eriza la piel. A Dying le pegaron Threatening Skies. Donald Tardy jamás perdió el control de su instrumento, es todo un ejemplo de precisión y brutalidad en sus golpes. Me sorprendió la voz de John Tardy porque realmente estremece escucharlo gritar. Sus pelos cubrían su cara y bramaba de cara al cielo haciendo fuerza con todo su ser, fue algo realmente impresionante. Su voz inundaba la pequeña sala y largaba esos gritos de 10 segundos de duración, imposibles para un ser humano. Santolla se paraba al frente cuando realizaba sus solos y sus dedos recorrían el diapasón de una manera elegante y veloz. Si bien no tiene mucha onda escénica el tipo disfruta tanto tocar rápido como esos momentos pantanosos y lentos tan comunes en Obituary. A la hora del cover de Celtic Frost eligieron Dethroned Emperor. Me quedé con las ganas de Circle Of Tyrants, pero de todos modos me gustó. Siguieron los temas The End Complete y luego Final Thougts, canciones donde la gente coreaba con mucho esfuerzo pero también con animosidad. Tras Forces Realign y Contrast The Dead la banda salió para darle lugar a Donald Tardy, que realizó su solo de batería. En ese momento aproveche para tomar todo el aire que pude. Ni siquiera en el solo el tipo pierde el control del ritmo, Donald es un tipo que le pega a la batería de una manera elegante y a su vez brutal. No realizó un solo extremadamente complejo pero si muy preciso, de esos que no requieren un solo golpe de más. Es increíble que este tipo con ese look de redneck duro tenga una fundación para salvar gatitos http://www.obituary.cc/helpcats.html
Tras Tardy llegó el solo de Santolla que estuvo muy preciso toda la noche. El tipo la tiene clara en lo suyo por eso se llevo aplausos y ovaciones por parte del público. A continuación tocaron Slow Death y Evil Ways. El grind finale fue con Slowly We Rot, una canción bestial en donde la gente se aplastó chocando violentamente. Ya no quedaron más fuerzas y yo salí jadeante, con la remera echa agua. La banda arrojó algunas cervezas a su gente, que en ese momento valían más que cualquier púa o palillo.

Lo bueno: La banda se la banco muy bien a pesar del calor, la poca asistencia y el sonido bajo. La voz de John les aseguro que hiela la sangre. Santolla realizó una gran tarea.

Lo malo: Sonido bajo ¿habrán sacrificado volumen para sonar mejor? Podrían haber tocado más canciones del último disco. Calor, cerveza caliente y lugar mediocre.


Metallica
Fecha: 21/01/10
Lugar: Estadio River Plate


Calor asfixiante en Buenos Aires, parece que va a ser otra noche para alquilar un tanque de oxígeno. Instantes antes de salir me entero que va a tocar León Gieco de telonero. La verdad que fue un soporte muy bizarro. Ingreso a River sin problemas, justo cuando León empezó con una canción acústica acompañándola de su clásica harmónica. La gente lo respetó por el nombre pero las 6 canciones pasaron tan lento como un trámite en el banco. Concretamente fue una presentación soporífera, no es que tenga nada contra el bueno de León pero la propuesta de D-Mente no tiene demasiada sustancia. Para que se den una idea son canciones compuestas por Gieco y grabadas con la banda de Andrés Gimenez. Hubo sin embargo un punto importante, el sonido no era bueno y no quería imaginar que pasaba si eso era un anticipo de lo que vendría. En la espera por Metallica me encuentro con un conocido que reconoció el logo de Zann´s y me dijo que conocía el sitio. Encontrar entre 60.000 personas a gente que nos lea fue una sensación muy linda.
Se acerca la hora mientras oscurece en la ciudad. La temperatura sube, la tensión aumenta y con ello el apretuje. Gracias a la experiencia de AC/DC esquivo la valla del medio del campo, que quita presión del público a los que están adelante. Me ubico relativamente cerca del escenario y veo que hay gente que se retira sin poder aguantar más el calor. Ese cóctel gaseoso de sudor, cigarrillo, marihuana y metano hacían el aire irrespirable. El reloj señala las nueve pero la magia no empieza, no pasa nada. En mi ser voy previendo algún problema de sonido, se ve a los técnicos correteando nerviosos tras la cortina de insultos de la gente. El escenario tiene una pantalla gigantesca y a los costados también hay pantallas. Luego de 30 tensos minutos las luces se apagan. Y arranca la intro en video de el Bueno, El Malo y El Feo. Clint Eastwood esta mascando su cigarro y dispara un cañon a un tipo que esquiva el disparo y cuando se levanta y empieza a caminar entre tumbas. The Extasy of Gold es la canción del video y apenas termina explota Creeping Death. El sonido se notaba sobresaturado, algo que no cambió en toda la noche. Metallica se había decidido a salir y seguramente arreglar o manejar los problemas desde el escenario. Y pasó lo que tenía que pasar, se mezclaron las imprecisiones de Ulrich, la desorientación de la banda e incluso un breve corte de sonido que duró un segundo. Ese segundo duró muchísimo, no respiré había demasiadas emociones en mi cabeza. Los chisporroteos de cables mal conectados estaban acuchillando un clásico del metal. Los problemas de sonido fueron aminorados en ese bombazo que fue For Whom The Bell Tolls. Pero el daño estaba hecho, habían pasado dos pedazos de canciones empañadas por el excesivo ruido y me imaginaba que si todo continuaba así iba a ver una noche de violencia y autos dados vuelta. Sin embargo con Wherever I May Roam la cosa volvió a la normalidad. Con esto quiero decir que si bien el sonido estuvo sin cortarse, nunca llegó a la perfección, sonando saturado en algunos momentos. En ese momento ya tenía todo un perfil de los músicos. Hetfield domina el escenario, impone su presencia y se esfuerza al máximo para cantar y mostrar buena onda. En todo momento de la noche pidió disculpas por cancelar la visita anterior. Hubo momentos donde la voz no le alcanzó, pero el público lo apoyaba en esas partes, con lo que los coros lo levantaban. Kirk Hammet estuvo bien con su guitarra, trazando solos levemente distintos a los conocidos pero con su clásica impronta. Trujillo se destaca por su potencia, pero se nota que no usa toda su capacidad. En esos momentos libres el tipo hace piruetas de toda clase. El tipo es completo toca rápido y bien, tanto que Ulrich no lo alcanza jamás. Además corea bien fuerte para complementar a Hetfield. Y bueno de Lars Ulrich que puedo decir, el tipo desde su kit gesticula, saca la lengua, se para y festeja. Se lo nota visiblemente entusiasmado transpirando y tocando. Sin embargo musicalmente esta muy por atrás del resto. Tiene momentos en los que se conecta con lo que esta tocando y otros donde se pierde o mete golpes de más. Esto va más allá de si sabe tocar o no, es una cuestión que se aprecia cuando se lo ve tocar en vivo. Es como si Ulrich se concentrará y entusiasmara tanto que a veces pierde el sentido del groove, o quiere cambiar las partes sobre la marcha. Además la banda cambio varias veces las canciones de sus presentaciones, posiblemente sin ensayo. Pero realmente no se lo nota como falto de práctica sino como concentrado queriendo meter variedad. Todos conocemos este aspecto del tipo y es una de esas personalidades que tiene más amantes y detractores dentro del mundillo del metal. Realmente el tipo tuvo una mala noche pifió bastante, pero rescato que cuando se pone las pilas, por ejemplo en Harvester Of Sorrow, la banda te destruye completamente. Voy a destacar que la lista de temas me agradó mucho así que no tengo quejas al respecto. Hetfield se calzó la guitarra acústica para hacer la intro de Fade To Black en uno de los momentos mas emocionantes de la noche, pura belleza. Luego le llego el turno a las canciones de Death Magnetic, That Was Just Your Life y The End Of The Line. Luego Hetfield decía: Es bueno estar aqui en la ciudad de Buenos Aires, Metallica sabe que hace un tiempo, cuando cancelamos el Tour Sudamericano, rompimos su corazón, lo lamentamos, y ahora estamos aquí, para sanar su corazón! Do you want Heavy!? Do you want Heavy!? Metallica gives you Heavy. Así fue el inicio de Sad Bad True al que luego le pegaron Cyanide y All Nightmare Long. Hetfield pidió perdón varias veces, pero tampoco se olvido de preguntarle al público si habían comprado Death Magnetic. La gente recibió bien las canciones del nuevo disco, en especial los oyentes más nuevos. Pero había terminado la hora del disco nuevo y era el momento del tramo final. Fuegos artificiales explotaron en One y para Master Of Puppets me vi inmerso en un círculo enorme, rabioso de proporciones y violencia inimaginables. Imaginen toda esa gente que esperó años para corear Master! Master! Master of puppets I´m pulling your strings. Y tras eso llegó la sorpresa de Blackened. De nuevo al círculo de la muerte, era inevitable con semejante canción. La parte que corea Trujillo con Hetfield es muy fuerte y hubo lenguas de fuego que salían a los costados del escenario, iluminando ese pogo destructivo. El fuego te quemaba la cara. Hetfield preguntó si Buenos Aires se sentía mejor y tras una introducción de Hammet llegó Nothing Else Matters. Arrodillado, Hetfield mostró su tatuaje con la M 81 en el pulgar. Su otra mano levantó un dedo haciendo fuck you, al que retó y lo transformó en cuernitos. También mostró la púa con el cajón de Death Magnetic y luego vinieron las 3 cuerditas de Enter Sandman. El cover de Misfits, Last Caress fue recibido tibiamente por la gente, la que explotó con Whiplash y pidió a gritos Seek And Destroy. Hetfield le preguntó a Ulrich si hacían una más, y este se levantó como para preguntarle al público si quería una más con el dedito. Como era obvio el público reaccionó y este levanto un segundo dedo. Y la gente siguió gritando y levanto tres, cuatro, cinco. ¿Cinco temas más? En fin sonó Seek And Destroy y Hetfield fue a cantar con el público así que algunos tuvieron la suerte de hacer el coro. Tras una larga despedida Hetfield dijo nos vemos mañana y así termino la primera noche de Metallica en Argentina.

Lo bueno: La lista de temas fue muy buena. Hetfield, Hammet y Trujillo están bastante bien.

Lo malo: Ulrich pifia asquerosamente. El sonido no fue lo esperado y arruino los primeros temas.

Deicide
Fecha: 15/01/10
Lugar: Super Rock


Tras la fallida visita de Deicide en 2006, donde se le había cortado el sonido a Jack Owen, Benton y Cía caen en nuestro país una vez más por la revancha. La cita fue en ese pequeño lugar llamado Super Rock. En dicho lugar sucede algo particular, el sonido si es muy fuerte termina saturando y a los que se encuentran atrás les llega una bola de ruido inmensa, especialmente si la que toca es una banda de Death o Black Metal. Vi varias bandas allí por eso se de lo que estoy hablando. Del medio para atrás el sonido no existe prácticamente y pasaron cosas similares con bandas tan disímiles como Gorgoroth o Ratos De Porao. Yo al estar posicionado adelante escuche bien. Las guitarras estaban enterradas bajo la voz de Benton la batería de Steve Asheim. Si bien el sonido era mediocre para mi fue mejor de lo que esperaba. Llegué para Serpentor y allí estaban los muchachos de la banda disfrutando de tocar para un público tan pesado. El cantante exclamó algo así como que estaban cansados de tocar con bandas de Power Metal, “con las que esta todo bien pero no hay nada mas lindo que estar en casa”. Cuanta ternura. Y cuando suena Reign In Blood, el cover de Slayer, los vasos de cerveza chocan, la gente se destruye entre sí, los amigos se abrazan, las lesbianas se tocan y el resto aplaude. Si bien no es un cover original, cumplió con su objetivo de dejar a la gente caliente con ganas de más. Una chica estaba animada pogueando pero en Reign In Blood se armó y fue atropellada por un gordo. La chica voló como un maniquí y fue pisoteada mientras trataban de sacarla. Se notaba que se iba a poner feo mas tarde, el tufillo a violentos merodeando el ambiente se encontraba allí. Don Benton asomo su cabeza antes de empezar saludando. El lugar estaba bastante lleno, habría cerca de 500 personas. Las cortinas se abren y suena Deicide, a la que le pegan Dead By Dawn. La banda no se detiene y sigue con Once Upon The Cross y Scars Of The Crucifix. Un comienzo agotador, 4 canciones de seguido y un pogo que rabiaba y dejaba las primeras narices rotas en el camino. Le alcanzan a Benton una bandera argentina que usa como si fuera el santo sudario, para limpiarse de la transpiración. Hacía mucho calor allí dentro. Alguien malinterpreta esto y empieza a escupir a Benton. Entre When Satan Rules His World y They Are The Children Of The Underworld, Benton se calienta y advierte que si lo escupen una vez más, cancela el show. La suma de Benton y su carácter podrido y el ardor de la gente que quería estar ahí para destruir a sus semejantes crearon un clima espeso, caldeado, caliente. Aprete los dientes porque el pogo se iba a poner muy pesado. Las narices rotas afloraron, puños a la cara, piernas y rodillas castigaron una y otra vez. Así pasaron canciones como Serpents of the Light, Bastard of Christ, Blame It on God. Jack Owen hacía pareja con el desconocido guitarrista Kevin Quirion. Este último no es tan bueno como Santolla, llego a esa conclusión luego de comparar a ambos en vivo. Steve Asheim no defrauda, desde su sillita lanza blast beats imparables que inundaron el lugar. Llegó el clásico Dead But Dreaming, al que le pegaron Trifixion. Por dentro me preguntaba porque eligieron esas canciones en lugar de concentrarse un poco más en su última etapa que es bastante buena. Seguramente al no contar con los servicios de Santolla en la guitarra habrá sido mucho más difícil. A todo esto pasaron Holy Deception y
Oblivious to Evil, donde un loco quiso subirse al escenario a saludar a Benton. Una poderosa mano atrapó su garganta y lo llevo para atrás como un muñeco de trapo. Y Benton sonrió e hizo el gesto del pobre desgraciado ahorcado. Cabe destacar que Benton no es muy expresivo y posiblemente un hombre de Neanderthal tenga mejor léxico. Esto sumado a toda su parafernalia satanista lo hace amado y odiado a la vez. Y luego empezó la zona de guerra con las esperadas Death To Jesus y Homage For Satan. Ole, ole Deicide, sonrisa mínima de Benton y el clásico Lunatic´s Of God Creation. Llegó la celebrada Kill The Christians, y el cierre con Sacrificial Suicide. Como la vez anterior se armo la polémica en el recinto. Hubo gente que les gustó, a otros que le disgustó y las opiniones divididas. Yo sabía con lo que iba a encontrarme porque un tipo tan polémico como Benton no puede pasar desapercibido

Lo Bueno: 18 canciones de metal cabeza sin parar toda la noche.

Lo Malo: El cerebro de los que van a ver a Benton es mas diminuto que el de Benton. Sonido mediocre, la banda podría ponerle más onda. La lista de temas podría haber incluido más de los discos nuevos.

AC/DC
Fecha: 04/12/09
Lugar: Estadio River Plate


¿Que tiene de malo escuchar un Rockito? Vamos, todos nos sabemos las canciones de AC/DC o las coreamos alguna noche de juerga. ¿Que quieren que les diga? El show esta tan diagramado que hasta los diálogos son ficticios pero los abuelos entregaron todo lo que tenían. ¿Será suficiente? Luego de una reunión de laburo atiborrada de cerveza nada mejor que AC/DC para despejar la cabeza. Me salio una rima y todo. Ingrese a River para cuando estaban Las Pelotas, con un volumen tan bajo y unas canciones tan tibias que parecía ser la música de fondo. Luego del chill out ofrecido por la banda se fueron rapidito cosechando algún que otro exiguo aplauso. El sol se escondió en el horizonte dejando una clara y hermosa noche de estrellas. A las 9, con una puntualidad suiza empieza una animación de un tren descontrolado, manejado por el sexagenario niño llamado Angus. Ese tren se estrella a toda velocidad en el escenario. El escenario se abre y asoma un tren gigantesco con cuernos, las pantallas se encienden y empieza el festival del Rock. Todos sabemos esos riffs de memoria y no importa si jamás escucharon Black Ice, es el mismo riff de siempre. Pero la verdad que el sonido fue impecable, de primer nivel. Despega el Rock And Roll Train y luego Hell Ain´t A Bad Place To Be. Angus se agitaba y contorsionaba al ritmo de la guitarra. Brian Johnson bailaba y cantaba, y aunque esta viejito su voz tiene ese sabor tan personal y distintivo. Malcom Young y Cliff Williams no se destacan en el escenario, ya están viejitos. Pero junto con Phil Rudd arman el esqueleto para que Angus despliegue sus riffs y sus solos. Sonó el primer clásico de la noche, Back In Black y las pantallas mostraban con todo detalle a los músicos. La puesta en escena fue realmente impresionante. Y sonó Big Jack y luego el estadio coreó con toda la fuerza Dirty Deeds Done Dirt Cheap. La gente lucía cuernitos de demonio con luces, que brillaron en Shot Down In Flames. Cuando terminó Angus hizó la clásica intro de Thunderstruck. La gente gritaba a rabiar Thunder y Johnson esforzaba su voz en este emocionante clásico. Llegó entonces Black Ice para presentar al nuevo disco, y luego las chicas lucieron sus corpiños o directamente las tetas en The Jack. Las más atrevidas eran presentadas en la pantalla gigante. A Angus le dió calor y se puso en bolas como siempre, mostrando en sus calzones el logo de AC/DC. Johnson realiza una corrida del escenario a colgarse de la cuerda de una campana gigante. Resuenan los tañidos que inundan el aire, y arranca Hell Bells. Siguieron Shoot To Thrill y War Machine. En esta canción pasaban un video animado donde un avión tiraba guitarras eléctricas en vez de bombas, a una especie de tanque comandado por Angus y varias chicas. Sonaron Dog Eat Dog y luego You Shook Me All Night Long, cantada por todos los presentes. Es imposible no conocer estas canciones. Luego de TNT se infló la gorda gigante de Whole Lotta Rosie, que empezó a cabalgar el tren y a bailar al ritmo de AC/DC. El tamaño de ese muñeco era impresionante. Tras ello llegó Let There Be Rock, con el super solo masturbatorio de Angus Young. El enano corrió todo el escenario, se subió a una plataforma en el medio de estadio y al llegar a la altura máxima se tiró en el piso, se contorsionó y vibraba como un poseído mientras una lluvia de papelitos plateados salpicaba a todo el mundo. En las pantallas pasaban imágenes de fotos viejas, tapas de discos viejos y un repaso de toda la historia de la banda. Las lenguas de fuego llegaron al campo con Highway To Hell, y el final fue a con 6 cañones que dispararon salvas en For Those About To Rock. Los fuegos artificiales inundaron el cielo, arriba de dos gorritas inflables gigantes con cuernos. Así fue el paso de AC/DC por Argentina.

Lo bueno: Excelente sonido, gran puesta en escena y los viejos clásicos llenaron de lágrimas a los ojos de los nostálgicos y de emociones inolvidables a las nuevas generaciones.

Lo malo: Show muy diagramado, y es siempre el mismo desde hace años. Si es el precio a pagar por tan brillante sonido bien vale la pena.

5 de febrero de 2010

El Rancho




El Rancho nació de los ensayos de Joseph Merrick hace algunos años ya, como la conjunción de ideas entre Javier Alcalde y quien les escribe. Un rejunte de melodías acústicas con toques de blues, jazz, folk, un poco de flamenco y riffs sabbatheros se transformaron con el tiempo en este disco que finalmente hoy ve la luz del día. Las influencias obvias son bastante evidentes, Earth, Kyuss, Led Zeppelin, Pelican, Black Sabbath, Six Organs of Admittance, etc... y por supuesto no buscamos ocultarlas sino abrazarlas y llevarlas un paso adelante (¿en la batalla?).
Con la participación de Gustavo García de Barbarian Brothers, Jeremías Stutz de Sick Porky, Pablo Andrés de Cruzdiablo y Leíto Aguilera de Milica, esto es El Rancho.
Gracias a los amigos de Caracol Rojo Discos por postear el disco en conjunto con nosotros.

Descargar El Rancho aquí
Download El Rancho here

Gabe Toxic - Tales Of Feeling, Fucking & Failing, Vol. 1




Como entremés de su esperado próximo trabajo Cheap Make-up, Gabe nos trae este EP lleno del nihilismo, la honestidad brutal y el autodesprecio que caracterizan sus canciones, todo por supuesto, enmarcado en melodías llenas de gancho y una sensibilidad por la canción rockera que ya se ha vuelto marca registrada del muchacho. Sin dejar de lado el hecho que con cada disco nos demuestra que su inagotable pozo de buenos riffs todavía tiene mucho material para dar.



Descargar Tales Of Feeling, Fucking & Failing, Vol. 1 de Gabe Toxic aquí
Download Tales Of Feeling, Fucking & Failing, Vol. 1 by Gabe Toxic here