30 de abril de 2011

Review: Separation "Separation" (1997)

Por Fernando Suarez.

-Separation “Separation” (1997)
La escena de Umeå (Suecia) de la década del noventa siempre ha sido objeto de reverencia dentro del mundillo del Hardcore, y no sin razón. Claro, el referente principal es Refused, tanto en lo que hace a suceso comercial (aunque póstumo) como a vuelo artístico, pero nombres como Abhinanda, Final Exit, Shield, Serene, Doughnuts, Purusam o Saidiwas (cada uno con su impronta y su forma particular de encarar el Hardcore) pusieron sus importantes granos de arena para construir tal prestigio. Entre ellos también se encontraba Separation, un trío que se consolidó tras el alejamiento del baterista Jonas de Abhinanda y que, con sólo dos trabajos discográficos (este álbum homónimo y un ep titulado “5th song” y editado en 1996), se las arregló para dejar un legado breve pero de todas formas atractivo. La influencia de los mencionados Refused es innegable aquí, en especial en el aspecto vocal, muy similar a los conocidos alaridos de Dennis Lyxzén, pero también en cierto espíritu inquieto, cierta pulsión por aportar una mirada personal al Hardcore sin dejar de respetar sus estamentos tradicionales. Los temas son breves, directos y rabiosos, los ritmos tienden a la velocidad pero aportan sus cambios y una dinámica rozando la histeria más caótica, y las guitarras se despachan con un trabajo de riffs excepcional, fundiendo la crudeza y la urgencia de la vieja escuela con disonancias, armonías y progresiones de mayor riqueza y elaboración musical. Y todo esto entregado con una pasión inquebrantable, sin ni un atisbo de esas poses berretas que, en ocasiones, transforman al género en un cliché insoportable. El truco está en retener la energía primigenia, la visceralidad original, sumarle ideas musicales que no tengan miedo a salirse del molde y poner todo el corazón, el cuerpo y la inteligencia en cada interpretación. Vamos, casi la misma fórmula que Refused llevaría a alturas insospechadas de creatividad en su clásico “The shape of Punk to come”, pero comprimida en canciones más sencillas, inmediatas y furiosas. De hecho, si imaginan una versión más austera y descarnada (sin los flirteos con otros géneros ni las grandes pretensiones pero con ese mismo aire de naturalidad y frescura expresado con una soltura pasmosa y una intensidad que se siente en los huesos) de aquel disco no estarán tan lejos de lo expuesto aquí. Y ni siquiera quiero señalar el asunto de las fechas de edición de ambos discos para no levantar suspicacias. En fin, más allá de las comparaciones, la música de “Separation” se sostiene por peso propio y resulta sumamente excitante aún hoy, a más de diez años de su edición. Y si eso no es prueba de que estamos hablando de material de alto nivel, no sé qué pueda serlo.

29 de abril de 2011

Review: Servile Sect "Realms of the queen" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Servile Sect “Realms of the queen” (2011)
Honestamente, todo ese asunto de quién es hipster y quién trve dentro del Black Metal (y el Metal extremo en general) actual es una pavada tan absurda como aquellas ponderaciones de Manowar sobre el verdadero y el falso Metal. Y, de la misma forma, nada nos dicen sobre lo que realmente importa: la música. Pero, dejando un tanto de lado esto, aviso a todo aquel que todavía guarde prejuicios que Servile Sect es un proyecto ideado por dos nerds norteamericanos (con la psicodélica intención de “conquistar las dimensiones”) y cuya más reciente placa (la tercera, para más datos) ha sido editada por Ecstatic Peace, el sello fundado en 1981 por Thurston Moore de Sonic Youth. Si con eso no tienen suficiente hipsterismo, hay que agregar que este envolvente “Realms of the queen” contiene ocho composiciones que conjugan ciertos modismos reconocibles del Black (las voces chillonas, las guitarras empapadas de reverb, los climas oscuros y opresivos, alguna que otra levantada de velocidad rítmica) con importantísimas cuotas de Drone, Shoegaze, Noise, y Psicodelia. Ok, los fanáticos acérrimos de Mayhem y DarkThrone ya habrán abandonado la lectura, así que podemos continuar con lo nuestro. A esta altura, queda claro que dicha cruza de estilos no es ninguna novedad y, ciertamente aquí podemos hallar trazos de lo planteado con anterioridad por nombres como Wrath Of The Weak, Yoga, Aluk Todolo, Oranssi Pazuzu, Sunn 0))) (en su genial “Black one”) o los legendarios Abruptum. Es decir, el sórdido y ennegrecido corazón del Black Metal llevado a hipnóticas planicies de abstracción a través de un cuidadoso trabajo de texturas ruidosas, embotadoras ambientaciones y amenazantes melodías subliminales. De todas formas, no se puede decir que esto sea una copia de nadie. En primer lugar, sin perder nunca el tenso hilo de terror necesario para el género, la impronta que predomina es la de un profundo y lúgubre viaje cósmico, un recorrido lisérgico por esferas insondables del espíritu y el universo mismo. En segundo lugar, debajo de las espesas capas de distorsiones varias, es posible notar una gama de recursos bastante variada (efectos espaciales, coros, voces melódicas y hasta claras referencias al costado más oscuro de la Música Electrónica) y una innegable musicalidad que termina de confirmarse al notar el grado casi psicótico de detallismo con el que están armadas las composiciones mismas. En fin, no es música para animar fiestas o para corear en la cancha, y no se supone que lo sea. Si tienen los oídos preparados para sangrar y la mente para transitar a lugares que tal vez resulten peligrosos, la experiencia puede llegar a ser bastante gratificante.

Review: Despise You & Agoraphobic Nosebleed "And on and on..." (2011)

Por Fernando Suarez.

-Despise You & Agoraphobic Nosebleed “And on and on...” (2011)
Siguiendo con la línea de splits con bandas Powerviolence (ya tuvimos a Crom, The Endless Blockade y Apartment 213), esta vez Agoraphobic Nosebleed une fuerzas con Despise You, una de las bandas clásicas del estilo que volvió a la vida hace unos pocos años contando con la inestimable presencia del gran Chris Dodge (ex miembro de Stikky, Spazz y Ancient Chinese Secret, entre otros, y fundador del legendario sello Slap-A-Ham, algo así como la meca del Powerviolence) y su inagotable máquina de tirar pedos de cuatro cuerdas. Bien, para comenzar tenemos los dieciocho temas de Despise You, una patada tras otra de Poderviolencia sin adulterar, con esos ritmos vertiginosos y caóticos, esos riffs que serruchan la carne parados entre el Thrash más primitivo y el Hardcore más extremo, esos gruñidos (se alternan voces masculinas y femeninas, lo que le da un toque bastante particular a la cosa) crudos y cargados de odio, esos estallidos de rabia desatada que, en rara ocasión, llegan al minuto de duración, y hasta los necesarios rebajes babosos que se arriman al Sludge más opresivo y violento. No sorprende para nada la excitación y el dinamismo que transmiten estas composiciones (lo que les pueda faltar en inventiva lo suplen con una energía y una frescura sencillamente irresistibles), pero es de destacar el sonido que lograron estos tipos aquí, con las guitarras y el bajo generando auténticas murallas de grave distorsión diseñadas especialmente para hacer hervir la sangre. Todavía transpirados y mareados, llegamos a la mitad del disco correspondiente a Scott Hull y sus muchachos (y una muchacha, la preciosa Kat) y, como corresponde, la máquina más bestial del Metal extremo no defrauda. Son sólo siete temas pero eso es suficiente para seguir adorándolos incondicionalmente. En líneas generales, Agoraphobic mantiene esa impronta Crossover/Thrash que inauguraran en “Agorapocalypse” (2009), con un sonido de batería programada más humana y fluida, mayor variedad en las voces, un descenso en la demencia electrónica (la única contra que se le puede endilgar a esta nueva etapa) y esos riffs geniales a los que buen Scott nos tiene acostumbrados. De hecho, arrancan con “Half dead” que, en poco más de cuatro minutos (y, en este contexto, eso es casi Rock Progresivo) expone algo así como la visión Agoraphobic Nosebleed del Doom. Luego vienen los esperados estallidos de velocidad, balanceando la locura Grindcorera de siempre con los mencionados modismos del Thrash ochentoso, y, para el final, tenemos otra densa letanía en la forma de “Burlap sack”, con Hull sacándole chispas a su guitarra y haciendo que contemple la idea de cortarme los dedos de una vez y para siempre. Si andaban con ganas de descargar violencia, no busquen más, aquí está lo que necesitan.

Review: Music For Money "Flying birds" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Music For Money “Flying birds” (2011)
Bueno, el camino fácil sería comenzar este comentario haciendo referencia al hecho simpático de que, con semejante nombre, este grupo canadiense entregue de forma gratuita las versiones digitales de sus discos (al que nos ocupa, sumen el anterior “X” de 2009. Ambos pueden descargarse en www.musicformoney.bandcamp.com), pero hasta ahí es donde llega lo fácil con esta gente. Es que no hay forma de colocar lo expuesto en estos trece temas en una categoría específica y definida. Ellos lo describen como “una banda de sonido instrumental para escapar de la realidad”, y eso puede apuntarnos a cierta dirección pero aún así no es suficiente. Podríamos hablar de Post-Rock, si tomáramos esa categoría por el lado más experimental de Tortoise, Lateduster, Bark Psychosis o Grails, aunque el poder de síntesis de las composiciones exhibe un claro corazón Pop que no se condice con dicha definición. Podríamos trazar algún que otro paralelo con experimentadores entre el Indie-Rock, la Psicodelia y la Electrónica, como Fog, The Flaming Lips, The Folk Implosion o Dosh, pero revestidos de una profunda melancolía y un detallismo armónico de tintes casi sinfónicos. Podríamos irnos atrás en el tiempo y pensar en viejos dementes como Robert Wyatt (ya sea como solista o en sus años en The Soft Machine y Matching Mole) o Daevid Allen, y luego traerlos a la actualidad a través de una clara identificación con el nerdismo Electrónico de gente como Autechre o Aphex Twin. En última instancia, tantas vueltas no hacen más que indicar que estamos en presencia de material sumamente personal, que sigue sus propias reglas antes que intentar emular las de otros. Y aún con esa innegable libertad creativa de la que hacen gala, en ningún momento pierden el hilo argumental de las canciones, cargándolas de infinidad de arreglos y variantes sonoras (insisto con el tono de complejidad sinfónica que se respira a lo largo de toda la placa) y rítmicas pero manteniendo en todo momento una fuerte coherencia melódica que apuntala una sensibilidad entre oscura y reflexiva que va más allá de la mera abstracción. Seguramente, esto es a lo que cierta gente se refiere cuando habla de “buena música”. Especialmente recomendado para paladares refinados.

Alteración Mental Podcast

Si sres. el gran Alien está de vuelta con sus podcasts, esta vez con una nueva entrega que podrán disfrutar en su página Alien Industries o directamente en el cuadro inferior. No se lo pierdan.


28 de abril de 2011

Review: Breaking Apart "MMXI" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Breaking Apart “MMXI” (2011)
Los italianos de Breaking Apart escupen su propio “vaffanculo” al mundo en este ep debut de tres temas a puro Hardcore. Poco menos de ocho minutos bastan para comprobar que esta gente tiene las cosas bien en claro en el plano musical y nos dejan cebados y transpirados mientras este frenético “MMXI” suena en repeat hasta el infinito. Veamos, aquí tenemos un corazón firmemente plantado en la vieja escuela del género, con sus ritmos veloces, sus alaridos desgarrados y sus riffs que flirtean con algo (lo mínimo necesario) de Metal. Pero también tenemos una mirada más moderna, que toma algo de la oscuridad y el caos de Give Up The Ghost, algo de la rabia melódica de The Carrier y las texturas y los cambios rítmicos de More Than Life, por sólo citar algunos ejemplos. La cosa arranca con “Nothing in my hands”, que bien podría ser una reinterpretación del Youth Of Today más salvaje adornado por ocasionales arreglos disonantes, tensos rebajes cargados de interesantísimas melodías de guitarra y un sonido de una claridad y potencia arrasadoras. “Burning words, screaming curses” continúa la paliza a toda velocidad y con unas guitarras que parecen abarcar cada mínimo resquicio sonoro a pura distorsión. Hacia la mitad del tema llega el rebaje y el que no grita y se emociona con el puño en alto es porque no tiene sangre en las venas. Para cerrar, tenemos el enardecido medio tiempo de “Wasted/I thought”, que profundiza aún más el juego de riffs melódicos, cambios de ritmo y arreglos inteligentes sin por ello resignar ni un ápice de intensidad y agresión. En fin, es sólo un aperitivo y esperemos que no pase demasiado tiempo hasta poder disfrutarlos en un trabajo de mayor duración.

Review: KMFDM "WTF?!" (2011)

Por Fernando Suarez.

-KMFDM “WTF?!” (2011)
Disco nuevo de KMFDM, señores, y el que no baila y se sacude como un poseso es porque no tiene sangre en las venas. No hay con qué darle, los tipos (bueno, Sascha Konietzko y los que lo acompañen en cada ocasión) ya llevan más de veinticinco años de carrera (con algún alto a fines de los noventas, cuando se transformaron brevemente en MDFMK. Ah, la sutileza), se mantienen dentro de su estilo habitual (eso que ellos llaman atinadamente Ultra-Heavy Beat y que consiste, básicamente, en combinar el costado más bailable de la Música Industrial con agresión metálica y desfachatez Punk) y, aún así, conservan una frescura y una energía envidiables. Es que, dentro de un esquema que puede parecer rígido en primera instancia, KMFDM siempre se las arregla para aportar variantes, inventiva y equilibrar con maestría su locura habitual con un gancho rítmico y melódico sencillamente irresistible. Siempre tienen a mano esos riffs Thrashers cibernéticos, esas bases que sirven tanto para las pistas de baile como para el pogo más desenfrenado, esas voces cubiertas de efectos y distorsiones, esos climas de oscura sensualidad (la voz de Lucia Cifarelli es la principal responsable de estos últimos), esos estribillos casi heroicos, ese cuidadoso entramado de samples y ruiditos que rellenan cada mínimo espacio sonoro, esas entrañables orquestaciones de teclados que pueden sonar grasas pero están manejadas con tal buen gusto que no queda otra que rendirse ante ellas, y esa impronta casi marcial debajo de la cual se esconde un saludable sentido del humor y un profundo respeto por la canción en sí misma. Encima, para este “WTF?!” (disco número diecisiete, sin contar compilados, ep’s, remixes y rarezas por el estilo) han logrado un sonido relleno y gordo, con cada beat resonando en la boca del estómago, cada riff lacerando la carne y cada mínimo arreglo penetrando las neuronas y generando adictivos cortocircuitos en la mente. En fin, parece mentira pero estos veteranos se dan el lujo de seguir mejorando disco a disco, sonando cada vez más excitantes y, al mismo tiempo, enfocados. Si lo dejan pasar se les caerá el pito.

Review: Hightide Hotel "Secret somethings, vol. 2" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Hightide Hotel “Secret somethings, vol. 2” (2011)
A poco tiempo de editar su primer larga duración (el muy recomendable “Nothing was missing, except me”), este trío oriundo de Philadelphia nos trae algo así como la secuela de aquel ep titulado “Secret somethings”, donde nos mostraban su costado acústico y más bien intimista. De cierta forma, esa misma pauta se mantiene aquí pero con algunas diferencias. En primer lugar, con diez temas en poco menos de veinticinco minutos, esto ya no entra en la categoría de ep. En segundo, si bien seguimos hablando de material principalmente acústico, ahora hay espacio para alguna que otra guitarra eléctrica (sin demasiado distorsión, de todas formas) y para el nervio Punk (aunque controlado) de la base rítmica, sin que esto signifique resignar calidez o fragilidad emotiva. Ah sí, estamos hablando de Emo con todas las letras, de aquel de mediados de los noventas, patentado por nombres como Sunny Day Real Estate, Christie Front Drive o Boy’s Life y rescatado en la actualidad por otros como Snowing, My Heart to Joy o Crash Of Rhinos. En líneas generales, este “Secret somethings, vol. 2” nos trae algunas canciones siguiendo ese estilo, enmarcadas entre breves incursiones acústicas de tono más bien juguetón y distendido, pero manteniendo siempre esa impronta de nerds Punks sensibles. Ok, no se trata de ninguna revelación y si esperan encontrar innovaciones o sorpresas, sería mejor que busquen por otro lado. Siendo cretinos, hasta podríamos decir que esto suena como una versión más cruda del primer Dashboard Confessional pero eso sería no hacerle justicia a la personalidad de Hightide Hotel, que brilla en cada una de estas preciosas melodías. Es que estos muchachos logran su objetivo (emocionar, claro) sin fallas y de la manera más simple posible, con bellas y sencillas canciones, arropadas en guitarras soñadoras y apuntaladas por líneas vocales que se clavan de forma certera en el corazón. Por supuesto, teniendo en cuenta la naturaleza relajada del material, el nivel no es tan parejo como el del mencionado álbum debut pero, de todas formas, el interés y el hilo emocional se mantienen en casi todos los temas. Y, en cualquier caso, el mismo grupo se encarga de entregar de forma gratuita la versión digital del disco (sólo basta con visitar www.hightidehotel.bandcamp.com/album/secret-somethings-vol-2), por lo que ni siquiera podríamos hablar de estafa o algo por el estilo. En fin, los amantes del género (así como aquellos que aprecien las buenas canciones melódicas en general) harían bien en prestarle debida atención y estar atentos a futuras ediciones.

27 de abril de 2011

Review: Primate "Draw back a stump" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Primate “Draw back a stump” (2011)
¿Supergrupo? Bueno, la conjunción de integrantes de bandas como The Despised, Otophobia o Bloody Sods tal vez no les diga demasiado pero, si sumamos a la ecuación la presencia del guitarrista Bill Kelliher (Mastodon, antes en Lethargy y Today Is The Day) y del vocalista Kevin Sharp (Brutal Truth, Venomous Concept, brevemente en Damaged), ya la cosa toma otro color. Llámenlo un supergrupo si quieren pero, de ninguna manera, esperen un refrito de los grupos principales de los involucrados. Bueno, algo de Venomous Concept, en especial en lo que hace a rescatar el espíritu más mugriento y crudo del Hardcore y el Crust de los ochentas, pero eso es todo. Primate hace honor a su nombre, retrotrayéndose a ritmos cavernícolas que sacuden los huesos, riffs carnosos, tan agresivos como gancheros, voces cascadas y una energía primaria y salvaje que no deja lugar a mayores especulaciones. El hecho de que se animen con una tremenda versión del “Drinking and driving” de Black Flag debería ponerlos en situación. En efecto, el objetivo del quinteto parece ser conjugar la energía visceral del viejo y querido Hardcore/Punk (se reconocen especialmente atraídos por el Hardcore japonés de bandas como Gauze o G.I.S.M.) con cierta soltura Rockera que evidencia las raíces sureñas de sus miembros. En ese sentido, Sharp logra manipular sus habituales gruñidos de forma tal que contribuyan a un cierto sentido del groove que se da a pesar de la predominancia de tempos acelerados y Kelliher no se priva de meter solos y punteos que remiten inevitablemente a esa cruza de Discharge y Motörhead practicada en la actualidad por exponentes suecos como Victims o Disfear, entre otros. Hasta hay lugar para algún que otro rebaje rítmico de tono casi Stoner (aunque más dominado por el alcohol que por el porro) y para guitarras armonizadas que no hacen más que apuntalar el mencionado aire Rockero que se respira a través de toda la placa. Desde ya, no cabe esperar aquí las excelencias de Brutal Truth o Mastodon, y queda claro que no es esa la intención del proyecto, así que a llorar a la iglesia. Ahora, si sólo pretenden pasar un buen rato sacudiéndose como posesos y repartiendo patadas en algún pogo (imaginario o no), “Draw back a stump” no los va a defraudar. ¿Dónde escuché eso antes?

Review: Krallice "Diotima" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Krallice “Diotima” (2011)
Esa envolvente bola de nieve que es Krallice sigue creciendo disco a disco y nada parece poder detenerla. Lo que en principio parecía como una excusa para que los virtuosos Mick Barr y Colin Marston (integrantes de bandas tan retorcidas y experimentales como Orthrelm, Dysrhythmia, Behold...The Arctopus o Infidel?/Castro!, entre tantas otras) jugaran al Black Metal, hoy en día ya se presenta como una banda completamente asentada y con una visión del género respetuosa y personal al mismo tiempo. En primer lugar, nunca deja de deslumbrar como, siendo sólo cuatro tipos (a los mencionados se suma la base rítmica de Nicholas McMaster y Lev Weinstein), logran sonar tan masivos, casi sinfónicos sin necesidad de apelar a teclados pedorros o a esa especie de pompa operística que suele resultar más ridícula que épica. Claro, las figuras principales son las guitarras de Barr y Marston, capaces de dibujar vibrantes paisajes de helada profundidad musical con una facilidad pasmosa, generadoras de atrapantes cascadas de distorsión que se mueven de forma orgánica y fluida invocando constantes visiones de oscura grandilocuencia lisérgica con un manejo de armonías, texturas y contrapuntos sencillamente apabullante. Son ellas las que llevan las riendas de las intrincadas composiciones, proponiendo recorridos sinuosos e impredecibles (por momentos hasta rozando el Shoegaze y, en otros, cercanos al riffeo surrealista de Deathspell Omega) pero firmemente plantados en el nervio épico y desolador aprendido de luminarias Blackmetaleras como Weakling o los primeros Ulver y Burzum. Por supuesto, la parte rítmica acompaña y sostiene con precisión y solidez los laberínticos vericuetos compositivos, apuntalando en el cuerpo lo que las densas orquestaciones de guitarras producen en la mente. Tal vez el único punto en contra (relativo) que le puedo encontrar a esta tercera placa es cierta falta de sorpresa, como si estuvieran más concentrados en pulir al máximo lo expuesto en el anterior (y genial) “Dimensional bleedthrough” (2009) que en explorar nuevas variantes. De todas formas, con un promedio de casi diez minutos de duración por tema, les puedo asegurar que en “Diotima” todavía queda mucha carne para masticar. Si hay algo que a esta gente no le falta es imaginación y vuelo creativo. Imprescindible para todo aquel interesado en la actualidad del Black Metal.

Review: Boxcutter "The dissolve" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Boxcutter “The dissolve” (2011)
Barry Lynn (el hombre detrás del seudónimo Boxcutter) suele ser reverenciado, en los círculos más selectos de la Música Electrónica, como uno de los artistas más prominentes del Dubstep, algo curioso ya que, si bien sus raíces pueden rastrearse en dicho género, este norirlandés nunca pareció conforme con estar confinado a limitaciones estilísticas de ningún tipo. “The dissolve” (cuarto álbum bajo el nombre Boxcutter) demuestra precisamente eso, al tiempo que nos envuelve en sinuosas brumas de abstracción noctámbula. Ok, aquí tenemos algunos de esos beats aletargados y esos graves casi subliminales del Dubstep pero la impronta general del disco es más bien distendida, melódica y colorida, y jamás se queda parada en un género específico. Por momentos aparecen modismos Jazzeros que lo acercan a una especie de Squarepusher en cámara lenta, en otros invita a mover el esqueleto con descarados desparramos de Funk fluorescente y sintético, luego pueden aparecer algunos teclados de tono espacial y hasta melodías y texturas de guitarras (el mismo Lynn se admite influenciado por el Shoegaze de principios de los noventas) que nos sumergen en las más negras profundidades cósmicas, más adelante se repliega en melancólicas letanías de sabor Soulero, arregladas y orquestadas con un grado de sutileza y un buen gusto envidiables. Y así podríamos seguir por horas, tratando de diseccionar cada mínimo detalle musical de estos casi cincuenta minutos plagados de detalles musicales. Un punto interesante a remarcar es que, a pesar de la complejidad armónica y tímbrica que exhiben las composiciones, estas nunca pierden de vista el gancho y la fluidez, utilizando ese mencionado eclecticismo como una herramienta antes que como un fin en sí mismo. En términos de géneros electrónicos, podríamos colocar este material en la bolsa de la IDM (en especial en lo que hace a melodías y entramados de arreglos), aunque encarada con una calidez y una desnudez emotiva poco habitual en esos terrenos musicales tan nerds. En fin, “The dissolve” es un trabajo tan apto para aquellos que quieran distenderse en una (no muy agresiva) pista de baile como para los que prefieran embeberse de música en la soledad del hogar y munidos de buenos auriculares.

26 de abril de 2011

Review: Foo Fighters "Medium rare" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Foo Fighters “Medium rare” (2011)
A pocos días de la edición de “Wasting light”, Dave Grohl y sus muchachos lanzaron este compilado de covers (en su mayoría, ya aparecidos en otras recopilaciones y singles. De allí el irónico título de la placa) como parte del “Record Store Day”, un evento que celebra las disquerías independientes. Más allá de los datos y las intenciones, por lo general este tipo de trabajos resultan simpáticos pero bastante desparejos, dependiendo del gusto personal por los versionados y de la habilidad del grupo para imprimirle su propia identidad a las versiones. En el primer aspecto, debo decir que mi principal interés está en temas como “Danny says” (una de las canciones más hermosas de los Ramones, aquí rescatada con el debido respeto, el guitarrista Chris Shiflett haciéndose cargo de la voz principal y Greg Bissonette tras los parches), “Never talking to you again” (de Hüsker Dü, en sentida versión acústica) y “Gas chamber” (de los legendarios Punkys californianos Angry Samoans), antes que en el Blues de Mose Allison, el Hard-Rock de Thin Lizzy o el clasicismo Rockero de Cream y Pink Floyd. En el segundo, hay que admitir que, con altibajos y todo, la personalidad de Foo Fighters queda clara y patente en cada una de estas trece canciones, en especial gracias a las interpretaciones vocales del mismo Grohl. Desde ya, era de esperar que el sonido y la sensibilidad melódica del grupo se encuentre más a gusto en temas Pop de corazón Punk (como los tres mencionados más arriba) que en aquellos donde mandan los riffs y las melodías pentatónicas pero, aún así, resultan gratas sorpresas la energía que logran inyectarle a “Darling Nikki” (de Prince), el clima misterioso de “Down in the park” (de Gary Numan, una versión que apareciera originalmente en “Songs in the key of X”, un compilado dedicado a la serie X-Files), la emoción sincera de “Baker Street” (del escocés Gerry Rafferty), o la dulzura melódica de “This will be our year” de The Zombies. En fin, no hay duda de que se trata de material que lleva escrita la leyenda “sólo para fans” en letras grandes y brillantes pero eso es tan evidente que no deja lugar para queja alguna.

Review: Death-Cult Jock "West end blast" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Death-Cult Jock “West end blast” (2011)
Por el nombre del disco podemos llegar a adivinar que se trata de un grupo Australiano y que algo tienen de Grindcore. Cuando nos enteramos de que este álbum debut viene de la mano de nuestros amigos de Grindcore Karaoke (ya saben, el sello regenteado por J. Randall de Agoraphobic Nosebleed), es mejor estar preparados para una buena sacudida de neuronas a puro blast-beat, guitarras podridas y alaridos inhumanos. En efecto, lo que el quinteto nos trae son dieciocho minutos del más puro y salvaje Grindcore. Nada de experimentos electrónicos, nada de vanguardias extrañas ni gestos nerds. Aquí brilla la admiración de estos muchachos por clásicos como Repulsion, Phobia, Terrorizer y, por supuesto, el primer Napalm Death. El sonido es crudo pero con la suficiente claridad como para no perder potencia, los temas manejan estructuras simples pero certeras, los riffs se adhieren a la mente al tiempo que la serruchan sin piedad y la energía desplegada es, sencillamente, irresistible. Al mismo tiempo, se nota que tienen las ideas bien frescas a la hora de componer, manejando un buen sentido de la dinámica y la variedad (en especial en esos machacantes rebajes Celtifrosteros) como para espantar el aburrimiento a los golpes. Incluso se permiten algún que otro breve y desquiciado solo de guitarra, cierto sentido del humor (la seguidilla de temas de catorce segundos es impagable), flirteos fugaces con otros géneros (en especial Crust, Powerviolence y Death Metal, como para no salirse demasiado de los parámetros del género) y un final a puro Doom/Sludge atravesado por blast-beats en los seis opresivos minutos de “Numb”. En fin, no será lo más original del mundo pero está tan bien hecho, con tal convicción y frescura, que no hay objeción posible. Es sólo Grindcore pero me gusta.

Review: Jesuit "Discography" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Jesuit “Discography” (2011)
Nos trasladamos a mediados y fines de los noventas y nos topamos con Jesuit, algo así como el semillero del Mathcore. Es que, seamos honestos, es probable que todos los conozcamos como “la banda donde tocaban Nate Newton y Brian Benoit antes de entrar a Converge y The Dillinger Escape Plan respectivamente”. Tal vez aprovechando esas conexiones como gancho comercial, el sello Magic Bullets ha decidido entregarnos en un único y cómodo pedazo de plástico la discografía completa del grupo, incluyendo su álbum homónimo de 1997, su primer demo, su último ep (editado originalmente por Hydrahead) y la increíble versión que realizaran del clásico “Hole in the sky” de Black Sabbath. Bien, ahora que ya saben eso, olvídense de las filiaciones y prepárense a recibir una de las golpizas musicales más intensas y estimulantes de los últimos tiempos. Hoy en día podríamos meter a Jesuit en la bolsa del Mathcore o el Noisecore y, ciertamente, las comparaciones con nombres afines como Deadguy, Kiss It Goodbye, Nineironspitfire o Today Is The Day no estarían de más pero, al mismo tiempo, es imposible dejar de notar la clara influencia que ejercerían sobre futuras luminarias del género como Anodyne, Majhas, The Chariot, Gaza o los mismos Converge. Claro, también hay que decir que la forma de encarar del estilo aquí no se basaba necesariamente en el despliegue técnico ni el caos controlado que luego popularizaría The Dillinger Escape Plan. O sea, tenemos algo de eso pero empleado de forma mucho más espontánea y cruda. La palabra clave parece ser disonancia, y si piensan en una versión rabiosa (de corazón Hardcore y coraza metálica extrema) del Noise-Rock más agresivo no estarán mal rumbeados. En efecto, aquí tenemos voces que escupen bilis y frustración a grito pelado, ritmos contracturados que se sienten como patadas en la boca del estómago, climas de asfixiante tensión que se quiebran en psicóticos estallidos de liberación, un bajo que gruñe amenazante y pútrido, y unas guitarras que se llevan todo por delante entre acoples, riffs angulares, punzantes arreglos disonantes, deformes contrapuntos y demás recursos expuestos con perversa creatividad e inagotable energía negativa. Tampoco faltan las referencias al último Black Flag, tanto en lo que hace a riffs enroscados como a ocasionales rebajes que rozan el Sludge (Mastodon y su descendencia también tomarían alguna que otra idea prestada de aquí) y, principalmente, en la entrega visceral, sudorosa y urgente que transmiten estas doce canciones. Y lo mejor de todo es que, a pesar de tratarse de material con más de diez años de edad, suena hoy en día tan potente y relevante como el que más, incluso superando a gran parte de los exponentes actuales de este tipo de música. En fin, si en su momento los dejaron pasar, ahora tienen una segunda oportunidad (y encima remezclada por Kurt Ballou, de Converge). No la desperdicien.

25 de abril de 2011

Review: Joan Of Arc "Life like" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Joan Of Arc “Life like” (2011)
Tim Kinsella no para de moverse. Él puede disolver y rehacer a Joan Of Arc todas las veces que quiera porque, al fin de cuentas, se trata de su banda, de su visión musical. Eso le permite también manejarse con una pasmosa libertad creativa, moverse entre géneros y sonoridades diversas, casi siempre manteniendo el respeto por la canción melódica pero guardándose varios ases bajo la manga cuando las cosas amenazan con tornarse previsibles. En ese aspecto, “Life like” (decimosexto disco del grupo) es puro Joan Of Arc, o sea un trabajo que puede dispararse hacia cualquier dirección sin por ello perder la necesaria cuota de coherencia emocional. Lo primero que llama la atención aquí es el manifiesto retorno a un sonido dominado por las guitarras eléctricas, lejos de los experimentos electrónicos, los ampulosos trucos de estudio y la introspección Folky de otros trabajos. Hasta tenemos a Steve Albini tras las consolas de grabación, garantía de sonido Rockero y natural. Es más, si alguna vez Joan Of Arc fue visto como una suerte de hermano mayor, arty y pretensioso del Emo que Kinsella casi fundara en los legendarios Cap N’ Jazz, “Life like” parece abrazar esa impronta sin complejos, con renovada intensidad y demostrando que sus resultados están a la altura de sus ambiciones. Los diez minutos de “I saw the messed binds of my generation” que abren la placa, ya nos muestran al grupo (ahora transformado en cuarteto) sumergiéndose de cabeza en un espeso entramado de riffs angulares, arreglos casi SonicYoutheros, extraños arpegios, estructuras laberínticas y melodías siempre frágiles y sensibles, siempre al borde del colapso y rescatadas por una inteligencia compositiva que se balancea (por momentos, de forma peligrosa) entre el sadismo, la ironía y la más absoluta desnudez emocional. Tal vez no sea una referencia que los ayude demasiado pero no puedo evitar recordar a los geniales Gastr Del Sol (grupo seminal del Math-Rock, donde militaran luminarias como Jim O’Rourke, David Grubbs y John McEntire, entre otros), en especial en lo que hace a acercar las elucubraciones más intrincadas del Rock Progresivo a la crudeza austera, guitarrera y emotiva del Indie-Rock. De todas formas, el hecho de que se trate de material más bien confinado a una formación rockera tradicional no significa, de ninguna manera, que estemos en presencia de algo convencional o falto de inspiración. Por el contrario, cada pasaje de estos nueve temas es una aventura musical digna de ser explorada con los sentidos alerta y la mente en constante ebullición.

Review: Mindset "Midnight sky" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Mindset “Midnight sky” (2011)
A ver, muchachos, yo entiendo que elegir el nombre para un grupo no es tarea fácil, que hay que ponderar distintas variables y que, en general, los mejores ya están tomados por otros. Pero que, en plena era de las comunicaciones (o algo así), existan dos grupos llamados Mindset y ambos abocados al Hardcore ya es demasiado. Están los Mindset de Baltimore, enrolados en el Straight Edge y con un sonido balanceado entre la vieja (Youth Of Today, Chain Of Strenght, Uniform Choice) y la nueva (Bane, Face The Enemy, Casey Jones) escuela y están los australianos que hoy nos ocupan con este álbum debut, más volcado a los sonidos modernos y las melodías de grupos como Comeback Kid, FC Five o Tall Ships. En fin, confusiones al margen, lo que aquí tenemos son diez canciones en treinta y tres minutos, envueltas en un sonido potente y claro y cargadas de un vigor irresistible. Sin ser un dechado de originalidad, “Midnight sky” se las arregla para mantener un nivel de intensidad parejo a través de composiciones sumamente energéticas, sostenidas por una base rítmica ajustadísima y con un afilado sentido de la dinámica, guiadas por un excepcional trabajo de guitarras que conjuga a la perfección la rabia más salvaje del Hardcore (y hasta cierto filo casi metálico) con una profundidad melódica elaborada y de alto octanaje emotivo, y coronadas por una voz que ruge con pasión desbordada y visceral. Y, si bien el quinteto se mantiene aún dentro de los márgenes del estilo, ciertas ideas (insisto con las guitarras, presten mucha atención a lo hecho por estos dos muchachos en temas como “Everest” o el extenso y casi Progresivo “Hillcrest” que cierra la placa) exhiben tal vuelo creativo y hacen intuir una apertura que, de ser desarrollada debidamente, puede llegar a darnos gratas sorpresas. Uno de los debuts más auspiciosos en lo que va del año.

Review: Amateur Party "Truncheons in the manor" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Amateur Party “Truncheons in the manor” (2011)
Contando en sus filas con miembros de grupos como Kill The Man Who Questions, Limp Wrist, Saetia, Off Minor o Please Inform The Captain This Is A Hijack, Amateur Party bien podría ser considerado como un supergrupo del underground de su Philadelphia natal. El asunto es que, lejos del Hardcore extremo y el Screamo violento e intrincado de sus otras bandas, el trío (a veces acompañado por más músicos) expone un sonido mucho más despojado, abierto y melódico, rescatando el frenético Funk-Punk de los Minutemen, la frescura melódica de Ted Leo & The Pharmacists, el minimalismo nervioso de Wire y el intenso pulso emotivo de Fugazi, en una combinación tan personal como atrapante. Luego de un par de auspiciosos ep’s, llega este álbum debut y en él hallamos diez canciones redondas, excitantes, gancheras e inteligentes al mismo tiempo, y entregadas con una energía contagiosa y fluida, una naturalidad madura y efervescente. Por momentos pueden sonar Poperos y obligar a bailar y canturrear sus melodías con absoluto desparpajo, en otros atacan con viscerales estallidos de Punk contracturado y angular, y en todo momento deslumbran con un despliegue instrumental austero pero creativo y sutil, un irresistible instinto melódico y un empuje emocional que cala profundo en las entrañas. El sonido es crudo y despojado pero permite apreciar cada mínimo detalle e inclusive se hace lugar para preciosos juegos vocales y arreglos de teclados sesentosos, transmitiendo una sensación de inmediatez y cercanía que en ningún momento se choca con el cuidado casi artesanal que le ponen a sus composiciones. O sea, aquí tenemos un claro espíritu Punk (o Post-Punk, si prefieren) ochentoso atravesado por un ardiente corazón Hardcore (o Post-Hardcore, si prefieren) y desarrollado con una profundidad musical que trasciende los supuestos límites que dichos géneros puedan imponer. Y todo eso expresado con un nivel compositivo excepcional y una frescura que sacude los huesos y reconforta el alma. De cabeza a los discos del año.

21 de abril de 2011

Review: J Church "Quetzalcoatl" (1993)

Por Fernando Suarez.

-J Church “Quetzalcoatl” (1993)
Podemos pasarnos la vida entera buscando algo y, si bien la búsqueda en sí misma es una invaluable recompensa, cuando lo encontramos lo atesoramos en un lugar especial del espíritu. Buscamos sonidos, melodías, músicas que nos llenen el alma, que nos hagan sentir acompañados y un tanto menos desesperados. Buscamos entre estos desiertos de demencia urbana, repasando momentos mínimos que parecen durar una eternidad. Y resuenan en nuestros corazones esas canciones que alguien escribió para nosotros. Desde otros lugares, desde otros tiempos tal vez pero aún así cercanas, casi íntimas. Buscamos esas canciones que nos hablen con claridad de nuestras propias vidas, buscamos esa música que nos enriquezca y nos eleve pero no estamos esperando contar cuántas notas se pueden apilar en pocos segundos ni cuántos malabares instrumentales entran en un patrón rítmico. Nos bastan con tres o cuatro acordes colocados con precisión emocional y dedos torpes, con ritmos que tal vez no sepan nada de síncopas o métricas impares pero son capaces de calara profundo en los huesos, con melodías cantadas con más corazón que técnica, esas melodías que parecen describir con apabullante exactitud el desarrollo de nuestros días. Punk-Rock, claro. Y el que me diga que la dulzura y el despliegue melódico del Pop no tienen nada que hacer aquí que repase los discos de Ramones, Buzzcocks y Hüsker Dü, entre tantos otros. ¿Emo? Bueno, sólo si nos atenemos a su definición original, es decir una abreviación de la palabra emoción, ni más ni menos. ¿Post-Hardcore? Tal vez, pero esto no se trata de palabrerío genérico ni de esas referencias que sólo usamos para parecer cool ante gente que ni siquiera conocemos. Esto se trata de emociones de toda índole, como las que ofrece la vida misma. La asfixia de saberse parte de la máquina (antes que el berrinche vacío de contenido en contra de ella), la distancia (o falta de ella) entre libertad y seguridad, las historias que observamos de cerca y nos lastiman al tiempo que nos reconfortan, los guiños cómplices que esconden destinos tristes y solitarios, los caminos que recorremos sabiendo que no nos llevarán a ningún lado, los intentos inocentes por hacer de este tiempo y estas ideas algo más interesante, los gestos que casi nos definen por oposición, los juegos sádicos de la mente, los recuerdos que se borronean entre lágrimas, el odio tan real, la empatía, las culpas, los sueños que explotan en nuestra cara, los fantasmas de nuestros padres acechando a cada instante, las visiones nunca claras, la cultura, los ghettos, la creencia de que hay lago más en la vida que mantenerse satisfecho, las palabras que no podemos definir, las partidas, las ilusiones, los olores y las formas de esos lugares y esos momentos definitivos y llenos de dudas. Ningún manifiesto, ninguna verdad revelada, sólo nuestros corazones abiertos y el siempre desgarrador intento de mantener la cabeza por sobre el agua. A veces encontramos lo que buscamos, a veces no lo apreciamos lo suficiente. A veces, simplemente, lo guardamos para nosotros, casi como un secreto de vital importancia. A veces necesitamos agradecer en público y dejar que el alma reviva y la mirada se nos humedezca una vez más al sumergirnos en estas canciones, tan nuestras. Lance, mí propio, incansable y secreto poeta Punk, este es el tributo que debería haberte hecho en vida y no fue.

Review: The Sea And Cake "The moonlight butterfly" (2011)

Por Fernando Suarez.

-The Sea And Cake “The moonlight butterfly” (2011)
Más allá de algún breve parate (específicamente, entre 2004 y 2007), The Sea And Cake no detiene la exhaustiva búsqueda de la perfecta elegancia cancionera que emprendieran en 1993. “The moonlight butterly” es su noveno álbum y, a esta altura, nadie espera sorpresas, sino puro deleite auditivo para relajar los músculos y la mente, hermosas melodías que emocionan sin llegar nunca a desgarrarse, agradables brisas que evocan fantasías de comodidad melancólica para adultos. Su estilo es tan inconfundible, tan único como imposible de encasillar en una categoría específica. Podemos hablar de Pop, sin duda, en su estado más refinado y estilizado. Pero también de los aspectos más relajados y sutiles del Jazz, el Indie, el Post-Rock, el Folk, la Bossa-Nova, el Kraut-Rock y hasta la Electrónica, todo empleado con un cuidadoso virtuosismo que nunca, pero nunca, pierde de vista la importancia de la canción en sí misma. La duración del disco (treinta y tres minutos y medio) y el hecho de que cuente con sólo seis temas, pueden hacer que se lo considere un ep pero, en última instancia, eso es un dato más bien anecdótico. Es importante, no obstante, notar como, a pesar de que el cuarteto mantiene en todo momento su identidad distintiva (guiada, en gran parte, por la siempre sensible voz de Sam Prekop, la sutileza rítmica de John McEntire y el complejo entramado armónico de guitarras y teclados), se atreve a jugar con ella, explorando aspectos que, en el pasado, tal vez no estuvieran tan desarrollados. Como buen ejemplo de esto, tenemos el tema que da título a la placa (un instrumental dominado por teclados que pondrían verde de envidia a Vangelis) y, especialmente, el extenso “Inn keeping” y sus diez minutos y monedas de cadenciosa marcha Kraut-Rockera delicadamente arropada por suaves rasgueos acústicos, tenues y (al mismo tiempo) envolventes efectos espaciales, sutiles juegos dinámicos y las consabidas líneas vocales de Prekop. De todas formas, esto sigue siendo The Sea And Cake de cabo a rabo, y eso significa clase, talento, distinción y exultante melodicismo para tirar al techo. No son cualidades como para andar despreciando.

Review: Haemoth "Apokalyptic Reh'/The lost funeral" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Haemoth “Apokalyptic Reh'/The lost funeral” (2011)
“Apokalyptic Reh'/The lost funeral” compila dos demos, originalmente registrados en 2002, y completa esa suerte de revisión archivista (junto al otro compilado, “Mortuales delecti (The demonik prophecies)”, cuya review pueden leer aquí) de este dúo francés conocido como Haemoth. Mientras aquella otra recopilación mostraba una especie de híbrido entre el sonido más crudo y los corrosivos climas Industriales que Haemoth profundizaría en el futuro, lo que aquí tenemos es, básicamente, un ensayo realizado de forma totalmente improvisada. O, al menos, eso es lo que dicen los involucrados. Es que cuesta creer que los tipos mantengan semejante cohesión sin pautas previas. Por otro lado, si tenemos en cuenta que se trata sólo de ocho temas y dos de ellos son breves interludios instrumentales/abstractos, la cosa puede llegar a tener sentido. Profundizando un poco más, se hace notoria la simplicidad minimalista de los temas que, sumada al sonido crudo y espontáneo y las ocasionales fallas de interpretación, nos invitan a creer que, efectivamente, este material fue compuesto sobre la marcha. Pero, más allá del cómo (y por más interesante o curioso que éste sea), lo que importa es el qué. Y allí estos carapintadas demuestran que tienen bien en claro cómo escupir el más enfermizo y sórdido Black Metal aún con elementos mínimos. Sólo guitarra, batería y voz bastan para generar una sensación de maldad envolvente, con ritmos sencillos (por lo general medios tiempos, con lugar para ocasionales aceleradas y rebajes babosos) pero efectivos, los necesarios chillidos de bruja moribunda y una labor riffera excepcional, que lleva las riendas de las composiciones a pura distorsión y reverb y con un sentido del gancho y la dinámica nada despreciables. En ese aspecto, el resultado final tiene peso propio y vale no sólo como curiosidad. Desde ya, hay que evitar comparar estas grabaciones con los trabajos más elaborados de Haemoth pero, superado ese pequeño escollo, lo que aquí tenemos es poco más de media hora de puro y jodido Black Metal en tu cara. Después no digan que no les avisé.

20 de abril de 2011

Review: Crash Of Rhinos "Distal" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Crash Of Rhinos “Distal” (2011)
Desde el Reino Unido llega Crash Of Rhinos, con su álbum debut bajo el brazo para recordarnos las épocas en que el término Emo no era una mala palabra. Si bien esto puede ser visto como mera nostalgia noventosa, la conmovedora profundidad musical de estas siete canciones (desparramadas en cuarenta minutos) le confiere a la propuesta del quinteto un peso musical propio. Sí, se nota que los chicos tuvieron su buena dosis de Braid, The Promise Ring, Bob Tilton, The Get Up Kids, Texas Is The Reason y el primer Christie Front Drive, entre tantos otros exponentes destacados del género, y aprendieron a la perfección cómo conjugar los intrincados juegos rítmicos y de guitarras del Post-Hardcore con una dulzura melódica arrebatadora, un amplio rango dinámico y una sensibilidad que roza lo melodramático pero nunca llega a la exageración o el histrionismo impostado. Pero el punto es que lo hacen tan bien, poseen tal magistral manejo y conocimiento de las premisas del estilo, que cada canción se transforma en una experiencia que trasciende las definiciones pseudo-académicas y se planta firmemente en el terreno de las evocaciones y los sentimientos más íntimos y descarnados. Tenemos voces que suplen cierta desprolijidad con una entrega y un instinto melódico superlativos, tenemos una base rítmica versátil, inquieta y lo suficientemente ajustada como para sostener sin problemas las, por momentos, laberínticas estructuras de las composiciones, tenemos unas guitarras que rebalsan de imaginación y deslumbran con cuidados contrapuntos, riffs angulares, preciosos arpegios y arreglos melódicos y progresiones de acordes de una riqueza armónica que pone la piel de gallina. Y tenemos, por supuesto, las canciones, el núcleo mismo del asunto. Inteligentes y espontáneas, complejas y gancheras, frágiles y energéticas, enfocadas tanto en el corazón como en la mente y el cuerpo, y equilibrando con pasmosa naturalidad esos aparentes opuestos. En fin, un trabajo capaz de competirle cara a cara a sus propias influencias y salir más que bien parado de tal encuentro. Y, encima, lo pueden descargar gratis (o al precio que les parezca conveniente) desde www.crashofrhinos.bandcamp.com. No se le puede pedir más a la vida.

Review: Set Adrift "From the inside...into nowhere" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Set Adrift “From the inside...into nowhere” (2011)
Ustedes sabrán disculpar mi ignorancia con respecto a la escena Hardcore proveniente de Ucrania pero, si este ep debut de Set Adrift sirve de alguna referencia, entonces habría que estar bastante atentos a lo que allí se pueda estar cocinando. No es que se trate de material tremendamente original o innovador, pero estos cuatro temas manejan pautas tan claras y lo hacen con tal convicción y frescura, que no queda otra más que entregarse al frenesí moshero sin más contemplaciones. El estilo del quinteto está firmemente enraizado en los noventas, con nombres como Outspoken, Drift Again, Mean Season o The Suppression Swing mencionados por ellos mismos como referentes a la hora de describir su sonido. Y, en efecto, aquí tenemos ese Hardcore teñido de precisión metálica y oscuridad emocional, de riffs bien marcados y portentosos, más atento al groove y los medios tiempos que a la velocidad (aunque ésta no falta, desde ya), balanceado con atmósferas de ominosa tensión y una voz que alterna entre nerviosos recitados y catárticos gruñidos. Hay lugar para cambios de ritmo y ciertas melodías y arreglos de guitarra un tanto más elaborados pero siempre dentro de los márgenes dispuestos por el estilo, con todo el empuje enfocado en el golpe físico antes que en las elucubraciones cerebrales. Por supuesto, esto no es más que un aperitivo, auspicioso y contundente pero aperitivo al fin. Y, con la totalidad del disco redondeando unos trece minutos y monedas de duración, se mantiene un grado importante de excitación al tiempo que queda una sensación de querer más y más desarrollado. Si mantienen esta línea, un futuro larga duración puede llegar a ser explosivo.

Review: Title Fight "Shed" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Title Fight “Shed” (2011)
Puede que vengan un poco demasiado hypeados y, ciertamente, cuentan con las melodías, la juventud y la frescura como para ser futuras estrellas en Mtv pero desmerecer a Title Fight por meros prejuicios sería dar la espalda a una buena colección de excelentes canciones. Y eso no sería correcto. Luego del compilado “The last thing you forget” (2009), este cuarteto oriundo de Pensilvania nos presenta su debut discográfico en regla y el que no se contagie de esta energía efervescente y movediza, el que reniegue de la emotiva excitación que transmiten estos doce temas, es porque es un amargo, ni más ni menos. “Shed” se mueve en una fina línea entre el Hardcore melódico más acelerado (Strike Anywhere, el primer Rise Against), el Punk-Pop más ganchero (piensen en Descendents antes que en Blink 182) y el Post-Hardcore pasional y rasposo de luminarias como Hot Water Music o Jawbreaker, logrando un resultado personal y equilibrado, guiado por melodías vocales sensibles y viscerales al mismo tiempo, adornado por potentes riffs y atinados arreglos de guitarra (aquí la huella de los mencionados Jawbreaker se hace muy presente. Y eso es siempre una buena noticia) y sostenido por una base rítmica nerviosa, ajustada y versátil. Por momentos suenan como adolescentes surcando el asfalto a toda velocidad sobre sus tablas de skate, en otros asoma una madurez profunda y melancólica, y no falta algún que otro arranque ideal para tirarse de cabeza al mosh más cercano. Y, en ninguna de esas variantes, se perciben atisbos de superficialidad o pose vacía. Los muchachos logran sonar personales e intensos a fuerza de honestidad, energía urgente y un afiladísimo instinto melódico, poniendo el foco en las buenas canciones antes que en los modismos genéricos. Por supuesto, todavía son jóvenes y tienen mucho para recorrer pero, si este “Shed” sirve de referencia, Title Fight va, sin duda alguna, por el buen camino.

Review: Sarke "Oldarhian" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Sarke “Oldarhian” (2011)
“Vorunah”, el debut discográfico de Sarke editado en 2009, ya nos mostraba las claras intenciones del dúo (compuesto por Nocturno Bulto, digo Culto, de DarkThrone y el mismo Sarke, aunque esta formación se agranda, para presentarse en vivo, con miembros de Spiral Architect, Susperi y Satyricon, entre otros) de reivindicar las viejas enseñanzas de Celtic Frost, Black Sabbath, Motörhead, Venom y demás luminarias del Metal de la vieja escuela a través de un sonido de tinte setentoso y composiciones simples y certeras pero alejadas de la corrosiva crudeza del tradicional Black Metal noruego. “Oldarhian” es, ni más ni menos, que la continuación de aquel camino, sin desvíos a la vista. Aquí tenemos esos temas dominados por medios tiempos hipnóticos, esos riffs machacantes básicos y gancheros al mismo tiempo (de pura cepa Celticfrostera), esa voz (la del mencionado Culto. Me siento un estúpido cada vez que escribo su nombre con semejante seriedad) mezcla de Cronos y Tom Warrior, esos rebajes a puro groove Sabbáthico siniestro y arrastrado, esos teclados y pianos ominosos que remiten más a Candlemass que a Dimmu Borgir, esos ocasionales enrosques a la Voivod, alguna que otra levantada de velocidad Motörheadesca, y ese persistente clima de helada oscuridad que no llega nunca a irse a los extremos. Como verán, el corazón de esta gente está en el pasado y no tienen ningún problema en demostrarlo abiertamente. De todas formas, el resultado final cuenta con una claridad de sonido y una pulcritud interpretativa que los coloca claramente en la actualidad, logrando así un interesante balance entre ideas viejas y nuevas formas de encararlas. Por supuesto, si ya escucharon el primero, este no varía demasiado y si aquel no les gustó...bueno, ya se imaginan. En última instancia, queda claro que a Sarke no le interesa sacudirnos con ideas refrescantes ni empujar los límites del género hacia nuevas alturas de extremismo. Aquí se trata de pasar un buen rato a pura nostalgia metalera oscura y nada más. Los amantes del estilo (y de las bandas mencionadas) estarán de parabienes, el resto mejor que siga con otra cosa.

19 de abril de 2011

Review: Deftones "Covers" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Deftones “Covers” (2011)
A no desesperar, fanáticos de la trouppe del Chino Moreno, “Covers” (como su nombre no nos permite ignorar) no es más que un compilado de algunas de las versiones que el grupo fue realizando a lo largo de su carrera. De hecho, algunos de estos temas ya habían aparecido en el “B-sides & rarities” de 2005, con lo cual es justificable si alguien percibe cierto tufillo a choreo aquí. De todas formas, como muestrario de influencias, para comprobar la versatilidad del grupo, su capacidad de adaptar géneros dispares a su propio sonido o, simplemente, para volver a disfrutar de maravillas como la versión de “Savory” (de los sublimes Jawbox) que realizaran junto a sus amigotes de Far o de la hipnótica oscuridad que le imprimen a “The chauffeur” (de Duran Duran), la cosa no está tan mal. Por supuesto, el quinteto siempre manifestó abiertamente su amor por el Pop de los ochentas y, en ese sentido, no es sorprendente hallar a nombres como The Cars, The Smiths (la banda más sobrevalorada de la historia del Rock) o The Cure (con un “If only tonight we could sleep” arrojado a esa espesa cruza de Shoegaze, pesadez metálica y sensibilidad Post-Hardcore característica de los de Sacramento) entre sus preferencias y, de paso, notar cómo esa impronta fuertemente melódica fue determinante a la hora de moldear su propio sonido. Claro, mi propio gusto personal hace que me incline por los mencionado Jawbox y la impresionante reinterpretación del genial “Caress” de los no menos impresionantes (e imprescindibles para todo aquel que pretenda sumergirse en las aguas del Post-Hardore) Drive Like Jehu, pero queda claro que ese es sólo un aspecto del ecléctico entramado de influencias de nuestros recientes visitantes. Después, tenemos guiños que podrían parecer irónicos si no estuvieran encarados con semejante respeto por sus melodías originales, como las versiones de Sade, The Cardigans (otro punto alto de la placa), Lynyrd Skynyrd (registrada antes de la edición de “Adrenaline”, cuando Moreno tenía sólo diecisiete añitos) o Santo & Johnny. En fin, ni hace falta que aclare que esto es material sólo para fans y que, al lado de sus discos propiamente dichos, no es más que un tibio entremés. Sabroso, de todas formas, pero no esperen que les estalle el paladar de placer.

Review: Caves "Collection" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Caves “Collection” (2011)
Cómo su nombre lo indica, este “Collection” es algo así como un compendio de todo el material registrado en estudio (y editado por primera vez en cd) por este trío británico hasta la actualidad, lo que incluye su ep homónimo, temas pertenecientes a un split con Calvinball, Pure Graft y Big City Plan, y dos canciones nuevas. Ocho canciones en total, poco más de veintitrés minutos de pura dicha Punk con corazón Pop. Claro, el hecho de contar con una vocalista femenina (la también guitarrista Louise Hanman) los asocia inmediatamente con nombres como Lemuria y los legendarios Discount, y el amor por bandas clásicas en eso de combinar empuje y crudeza Punk con sensibilidad y gancho Pop, como Hüsker Dü, Superchunk o Samiam (el comienzo de “Fell apart” es casi idéntico al de “She found you” de estos últimos), confirma que dicha asociación es acertada. Aquí no hay vueltas inesperadas, experimentaciones sesudas ni poses extremas, simplemente bellas composiciones, guiadas por las siempre conmovedoras líneas vocales de Hanman, sostenidas por ritmos básicos y gancheros, y arropadas por guitarras rasposas, de ideas sencillas pero sumamente efectivas. Nada de trucos innecesarios ni de intenciones ocultas, Caves abre el corazón y se desnuda emocionalmente, dejando escapar estas melodías que refrescan el espíritu a base de intensidad antes que de escapismo o superficialidad. No sobre-analizan cada mínimo detalle musical, por el contrario, despliegan una refrescante espontaneidad, una energía que contagia y emociona, y un instinto melódico certero y maduro, que evita cualquier tipo de histrionismo o exageración en pos de una urgencia que se clava profundamente en el alma al tiempo que propone una banda sonora casi perfecta para encarar nuestra cotidianidad urbana con renovados bríos. Eso sólo ya debería bastar para darles una oportunidad.

Review: Capsule "No ghost" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Capsule “No ghost” (2011)
Capsule crece y bienvenido sea. Crece en integrantes (ahora son un cuarteto) y, más importante aún, crece musicalmente en esta segunda (sin contar ep’s, splits, compilados y ese tipo de cosas) placa. Mantienen, claro, esas raíces firmemente plantadas entre el Screamo más caótico y violento y el Mathcore más espontáneo y salvaje pero, así de inquietos como se los nota a la hora de interpretar sus instrumentos, también lo son cuando se tata de sentarse a componer. El cambio más notable está dado en las voces, que ahora han adoptado modismos menos extremos y chillones, acercándose a la melodía sin por ello resignar energía y, aún así, reteniendo un tono rasposo y visceral. Pero eso no es todo. También se nota un crecimiento en el rango sonoro y dinámico (con más espacio para cierta gravedad de lejanos aires Sludge) y una notable madurez compositiva. Todavía tenemos esos riffs angulares y retorcidos, esos arreglos disonantes, esos ritmos frenéticos y esas estructuras caóticas de siempre, pero presentadas de forma más fluida, con mayor espacio para respirar, con un especial cuidado puesto en la riqueza armónica de las guitarras y un renovado y elegante ímpetu melódico que, lejos de ablandar la propuesta, la hace más intensa. Pongámoslo así: si antes eran una bola incontrolable de histeria hiperactiva, ahora son una catarsis emotiva profunda y, de todos modos, violenta. No sería extraño, en ese sentido, hablar de Post-Hardcore y, en definitiva, tampoco es que se trate de estilos tan alejados. En última instancia, más allá de géneros y detalles formales, lo que pesa son las canciones mismas. Y allí “No ghost” demuestra que estos muchachos oriundos de la segunda patria de Ricardo Fort y Susana Gimenez (Miami, por si son demasiado intelectuales para ver televisión) tienen las cosas bien en claro, manteniendo un casi perfecto equilibrio entre inteligencia, pasión, inventiva y electrizante potencia. Recomendado para cualquiera que ande en busca de emociones fuertes.

Review: All Teeth "Young love" (2011)

Por Fernando Suarez.

-All Teeth “Young love” (2011)
Con sólo un disco (el impresionante “I am losing”, editado en 2009), estos jóvenes californianos se las arreglaron para deslumbrar a más de uno, a fuerza de un Hardcore rabioso, caótico, oscuro, emocional (pero no Emo) y tremendamente intenso, siguiendo los pasos de popes modernos como Give Up The Ghost, Paint It Black, Verse o The Hope Conspiracy con absoluta frescura y una energía que dejaba sin aliento. Para continuar esa línea ascendente, aquí llega este ep de seis temas que, en poco menos de dieciséis minutos, confirma a All Teeth como una de las propuestas más interesantes en la actualidad del género. Si ya el nombre mismo del grupo sugiere tensión violenta, sus canciones confirman esa promesa con una potencia avasallante. Claro, es que debajo de la agresión despiadada, los ritmos furibundos, los alaridos desgarrados y los riffs que serruchan la carne, encontramos ideas musicales dignas de atención, lo cual no hace más que intensificar y profundizar la entrega visceral del quinteto. Partiendo de un sonido sencillamente perfecto, que se siente como una patada en el pecho, All Teeth se anima a jugar con abruptos cambios de ritmo, dinámicas que bordean el caos más histérico, melodías de dolorosa profundidad emocional, climas de tensa introspección, texturas disonantes, un inteligente empleo del groove y hasta una saludable variedad en el terreno vocal, sin por ello abandonar, en ningún momento, la impronta pasional, urgente y directa del Hardcore. Ni siquiera es de extrañar que ciertos pasajes tengan un claro tufillo a Noise-Rock o Post-Hardcore (en especial en las guitarras) pero atravesados por una excitación que privilegia las entrañas antes que el cerebro. En fin, la única contra es que la cosa se termina demasiado rápido (dicen que lo breve, si bueno, dos veces bueno) pero, si este adrenalínico y estimulante “Young love” sirve como anticipo de lo que pudieran entregar en un próximo larga duración, entonces es mejor estar preparados para algo grande. Después no digan que no les avisé.

18 de abril de 2011

Review: Buzzov-En "Revelation: Sick again" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Buzzov-En “Revelation: Sick again” (2011)
Ah, Buzzov-En, uno de los más grandes nombres que nos dio el Sludge, creadores de una de las obras más intensas y necesarias del género (el sublime “Sore” de 1994) y entrañable pandilla de reventados con un fuerte impulso autodestructivo. Una banda que, desde su disolución en 2001, se mantuvo presente a través de múltiples re-ediciones, compilados y materiales de archivo de diversa índole. Como para completar la colección, aquí llega “Revelation: Sick again”, aquel legendario disco que grabaran poco antes de su desaparición como grupo y cuya edición fue demorada por el sello Hydrahead durante diez años. Por supuesto, los seguidores más acérrimos habrán rastreado, en su momento, alguna de las versiones piratas que andan dando vuelta por la web pero era hora de que este material viera la luz de forma oficial. ¿Y qué tenemos aquí, entonces? Ocho temas, poco menos de media hora de pura dicha masoquista entregada con el violento abandono que sólo los liderados por Kirk Fisher pueden transmitir con tal intensidad. Aquí está todo aquello que hizo de Buzzov-En una entidad única en el mundo del Sludge: la voz chillona, enfermiza y distorsionada de Fisher, los riffs graves y arrastrados, el empuje violento y de corazón Hardcore, el ocasional empleo de samples, las taladrantes capas de acoples y feedback, la penetrante sensación de alienación, la frustración corporizada en cada mugriento guitarrazo y en cada alarido, y esa impronta que parece unir con absoluta espontaneidad las enseñanzas más espesas de Black Flag (en especial el espíritu de “My war”) con empantanados aires sureños de decadencia y confrontación constante. Hilando fino, aquí se percibe cierta profundización del costado más abiertamente Sabbathero que inauguraran en “At a loss...” (1998) pero atravesada por un envolvente clima de asfixia y enfermedad heredado del mencionado “Sore”. Por otro lado, se nota también que los tipos querían probar algunas variantes más extrañas, así que no es de extrañar encontrarnos con alguna que otra guitarra más limpia, pasajes de sórdida ambientación casi Neurosiesca (en la vena de “Through silver in blood”, nada de Post-Rock por aquí), modismos afines al Noise-Rock de Shellac o The Jesus Lizard, una mayor variedad en las voces (gracias al empleo de efectos), algún que otro ritmo más acelerado y hasta cierto lejano rastro de melodía. Y sí, a diez años de su concepción original, esta placa le pasa por arriba al noventa y nueve por ciento del Sludge actual, tanto en términos de inventiva y personalidad como de pura energía y fuerza bruta. No lo dejen pasar.

Review: Small Brown Bike "Fell & found" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Small Brown Bike “Fell & found” (2011)
A siete años de su disolución, aquí tenemos el regreso discográfico (aunque el proceso de composición comenzó en 2009) de Small Brown Bike, uno de los nombres más destacados del Post-Hardcore de mediados y fines de los noventas, compañeros de espíritu (y, en ocasiones, de sello discográfico) de otras luminarias como Hot Water Music, Avail, Samiam o J Church. “Fell & found” arranca bien antes de empezar al contar con la producción del gran J. Robbins (líder de bandas fundamentales como Jawbox, Burning Airlines, Channels y, ahora, Office of Future Plans, productor de grandes luminarias del género, como Braid, The Promise Ring, Shiner, The Monorchid y Faraquet, entre muchas otras) y confirma cualquier tipo de expectativa con once canciones perfectas, energéticas e inteligentes al mismo tiempo, gancheras y elaboradas, maduras y provistas de un tremendo poderío emocional. Sin duda alguna, se trata del material más pulido y prolijo que el cuarteto ha concebido en toda su carrera, en especial en el terreno vocal, donde Mike Reed (también guitarrista) ha logrado controlar su habitual carraspera y sus exabruptos al borde la desafinación, dando lugar a una entrega melódica excepcional (ayudado por su hermano, el bajista Ben Reed) sin por ello resignar ímpetu o urgencia. Pero también en las composiciones mismas se nota un claro crecimiento, abriendo la puerta a instrumentaciones y pasajes más reposados (por momentos con un deliciosos saborcito a Folk) que, en combinación con la esperable epilepsia Post-Hardcore, proponen un mayor rango dinámico y una profundidad melódica que se clava sin concesiones en el centro del corazón. Como corresponde, tenemos una base rítmica que obliga a sacudir los huesos y maneja con sabiduría y afilado instinto los vaivenes de intensidad, tenemos dos guitarras que disparan geniales riffs y se entrecruzan en sublimes juegos armónicos sin perder nunca de vista la potencia, la pasión ni el vuelo creativo, tenemos líneas vocales de belleza desgarradora, adornadas por preciosos coros y responsables de que cada uno de estos temas se adhiera a la memoria y al alma sin problemas. Honestamente, me cuesta bastante trabajo hallar las palabras adecuadas para describir las fuertes sensaciones que este trabajo genera en mí, la forma en que estimula (en un equilibrio casi perfecto) mente, cuerpo y alma. Pero no le crean a mi fanatismo por el género, compruébenlo ustedes mismos y disfruten de uno de los mejores discos del año.

Review: Needful Things "Tentacles of influence" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Needful Things “Tentacles of influence” (2011)
Ya lo hemos dicho en más de una ocasión pero bien vale la pena repetirlo una vez más: qué bueno que es el Grindcore de Checoslovaquia. No sé qué le ponen al agua allí pero yo quiero probarlo. Bueno, tal vez no. En fin. A pesar de todo, Needful Things (nombre tomado de una novela de Stephen King) puede ser considerada casi como una rareza dentro del contexto de la escena de su país. Es más, guiándonos sólo por lo expuesto en este portentoso “Tentacles of influence”, si alguien nos dijera que estos tipos son suecos, no habría motivos para no creerle. Es que, antes de ese sonido embarrado y esa especie de locura Gore típica de sus tierras, el quinteto se mete de lleno en los sonidos creados por Nasum y luego desarrollados por otros como Gadget, Exhale, Splitter o los finlandeses Rotten Sound. Sí, aquí tenemos ese sonido masivo, claro y crujiente al mismo tiempo, esas interpretaciones ajustadísimas que hasta se permiten jugar con enrosques técnicos afines al Death Metal, esos riffs gancheros, violentos pero con cierto dejo oculto de melodía y un gran sentido del groove, esos blast-beats enloquecidos que se refuerzan con impresionantes rebajes Hardcorosos, ese bajo gruñidor y arenoso que rellena cada espacio con sus graves casi subliminales pero, no obstante, imprescindibles, esas voces (también de tono más afín al Hardcore que al Metal pero siempre extremas) que escupen rabia hasta romperse la garganta, y esa impronta urgente y frenética, esa adrenalina que fluye a toda velocidad y hace estallar la mente al tiempo que genera fuertes convulsiones en el cuerpo. Ok, tal vez no sea lo más original del mundo pero tampoco se trata de ninguna copia y el resultado final es tan excitante y está presentado con tal calidad (compositiva y sonora) que se vuelve irresistible. Son diecinueve bombas molotovs que estallan sin respiro en menos de media hora y suman otro excelente motivo para recalcar el buen año que está pasando el Grindcore en general. O sea, el legado del mejor Napalm Death sigue vivito y culeando, repartiendo patadas en las mandíbulas de cualquiera que se atreva a cruzarse en su camino. Imprescindible para todo amante del Grindcore que se precie de tal.

Review: Murallas "Demo 1+2" (2011)

Por Fernando Suarez.


-Murallas “Demo 1+2” (2011)
Jóvenes, quebrados, doblándose en espasmos violentos, haciendo de esa profunda angustia una liberación catártica. Guitarras que se entrecruzan, limpias y distorsionadas, filosas y delicadas, disonantes y melódicas. Bases rítmicas que parecen arrancar y frenan, se repliegan en tensos remansos y estallan con renovada intensidad. Una voz que se desgarra, aúlla su dolor sin el menor atisbo de superficialidad. Más allá del crudo sonido que exponen estos seis temas, es admirable que este grupo porteño formado a principios de 2010 ya tenga objetivos musicales tan claros. Esto es Screamo de la mejor cepa, caótico, violento, visceral pero con el grado necesario de elaboración y un cuidadoso sentido de la dinámica. Claro, ya dije que son jóvenes y eso les aporta una frescura, un empuje y una convicción extras, al tiempo que tiñe algunos pasajes de cierta desprolijidad más atribuible al exceso de entusiasmo que otra cosa. ¿Influencias? Digamos que tenemos bastante de Saetia y Neil Perry en los momentos de calma y las instrumentaciones más rebuscadas, algo de Jeromes Dream o Joshua Fit For Battle en los arranques más álgidos y hasta ciertas melodías que podrían estar más cerca del Post-Hardcore Dischordero o inclusive de Sonic Youth que del Screamo propiamente dicho. Y eso por no mencionar esos extraños arreglos de flauta y samples que aparecen en determinados momentos. Sea cómo sea, como primeros pasos estos dos demos reflejan un material más que auspicioso, imaginativo en lo musical y tremendamente expresivo. Pueden comprobarlo en www.murallas.bandcamp.com/album/demo-1-2, donde encontrarán estos trabajos a disposición para su descarga gratuita. Amantes del Screamo y aledaños, no pueden dejarlo pasar.

16 de abril de 2011

Review: Dain Bramage "I scream not coming down" (1986)

Por Fernando Suarez.

-Dain Bramage “I scream not coming down” (1986)
Ok, todos sabemos que Dave Grohl es el líder (desde hace más de quince años) de Foo Fighters. También estamos al tanto de su pasado en Nirvana, por supuesto, y de sus aventuras paralelas en Probot, Queens Of The Stone Age, Killing Joke (con quienes grabó el disco homónimo de 2003) y Them Crooked Vultures. Muchos, inclusive, han llegado a rastrear su pasado en Scream (una de las bandas pilares del Punk Washingtoniano de los ochentas) y su breve incursión solista bajo el nombre de Late!, que anticipara bastante de lo que el narigón haría en los Foo. No falta quien está al tanto de que su primera banda se llamaba Mission Impossible y formaba parte de la segunda generación de Hardcore/Punk de Washington DC, acercándose a lo que se conoció como Revolution Summer y compartiendo un split (“Getting shit for growing up”, editado en 1985) con Lunch Meat, la banda que luego renacería como Soul Side y representaría uno de los pilares fundamentales de dicho movimiento. Todas estas vueltas para llegar a Dain Bramage, un trío de corta vida (1985 a 1987) que Grohl compartió con el bajista David Smith (ex compañero en Mission Impossible) y el vocalista/guitarrista Reuben Radding, y que dejó este efervescente “I scream not coming down” como único registro de su existencia. Lo que aquí encontramos son diez canciones de raíz Punk pero con el foco puesto claramente en la melodía, entregadas con todo el garbo y la espontaneidad necesarias pero, al mismo tiempo, provistas de una madurez emocional y una elaboración musical que los acercaba aún más a bandas emblema del mencionado Revolution Summer como Rites Of Spring, Beefeater (en especial cuando se acercaban a ritmos de sabor Funk), Three o Gray Matter. Al mismo tiempo, si recordamos que Grohl invitó a Bob Mould a participar en el más reciente disco de Foo Fgihters (“Wasting light”), no resulta tan extraño descubrir la fuerte influencia de Hüsker Dü que se respira aquí. A lo expuesto, sumen algún guiño al Mission Of Burma más accesible y cancionero y podrán hacerse una buena idea de lo que van a encontrar aquí. En última instancia, más allá de la arqueología en el pasado de músicos famosos, la propuesta de Dain Bramage se sostiene por la innegable calidad de sus canciones, por la energía que transmiten y el gran nivel melódico que manejan. Y, el hecho de que, a tantos años de su edición original, todavía mantengan intacta su frescura y su habilidad para conmover es prueba de que esto vale la pena por sí mismo más que por sus asociaciones.

15 de abril de 2011

Review: Meat Puppets "Lollipop" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Meat Puppets “Lollipop” (2011)
El azucarado título de la placa y su colorida (y fea, seamos honestos) tapa ya nos tiran alguna pista. El precioso Country/Folk (adornado por teclados y coros sencillamente irresistibles) de “Incomplete”, que nos da la bienvenida a este decimotercero disco del trío liderado por los hermanos Kirkwood, ya nos pone en situación y nos traslada sin escalas a las doradas épocas de clásicos como “Up on the sun” (1985) o “Mirage” (1987). Bueno, por suerte el sonido no es el mismo de aquellos años y, ciertamente, hoy en día esa combinación de espíritu Punk con achicharrados delirios Psicodélicos, instrumentaciones virtuosas y gran sensibilidad melódica (parada entre el Pop y el Folk) ya no resulta tan sorprendente pero, ante canciones tan buenas, ¿a quién le puede importar todo eso? En efecto, aquí los Meat Puppets nos entregan otra panzada de grandes melodías, guitarras que se disparan hacia todas las direcciones, emoción sincera y despojada, y ese eclecticismo siempre restringido al respeto por la canción misma. O sea, lo mismo con lo que (con sus consabidas interrupciones) nos vienen deleitando por más de treinta años. El punto es que, para un grupo de estas características, el hacer más de lo mismo siempre implica sorpresas, variantes y un despliegue musical tan colorido (pero mucho más cuidado) como el mencionado arte de tapa. ¿Ya mencioné lo de las buenas canciones? Siempre guiadas por las aterciopeladas voces y los maravillosos juegos corales de los Kirkwood y la versátil guitarra del mayor de ellos (o sea, Curt), estas doce nuevas gemas se pueden mover entre diversos géneros (a los ya mencionados sumen Funk, Reggae, Hard-Rock, Rock Progresivo y vaya uno a saber qué más), ritmos, climas y tonalidades pero siempre mantienen esa impronta entre juguetona, delicada, emotiva, retorcida y desvergonzada típica del grupo. En fin, para los fanáticos “Lollipop” es otra pieza de absoluta belleza para sumar a la colección y, para los detractores...bueno, si son detractores de los Meat Puppets no tengo nada para decirles más que que se consigan un gusto musical como la gente y un par de oídos que funcionen correctamente.