17 de marzo de 2011

Review: Eustachian "The sphagnum bog" (2011)

Por Fernando Suarez.


-Eustachian “The sphagnum bog” (2011)
Otro lanzamiento del sello fundado por J. Randall (ya saben, ese que hace ruido en Agoraphobic Nosebleed y colabora con sus amigotes de Bastard Noise), Grindcore Karaoke. Esto significa dos cosas: primero, que se puede descargar de forma gratuita con sólo visitar www.grindcorekaraoke.com; segundo, que se trata de material extremo. ¿Grindcore? ¿Powerviolence? ¿Cybergrind, inclusive? Bueno, en esencia algo de esos géneros se puede mencionar. No es que, en última instancia, estemos hablando de cosas tan alejadas entre sí. Pero no. Eustachian es un dúo oriundo de Florida y actualmente basado en San Francisco, de extracción netamente Electrónica. Entonces, ¿esto es música bailable o algo así? No me hagan reír. “The sphagnum bog” (segundo larga duración, sin contar ep’s varios) es algo así como lo que pasaría si Agoraphoic Nosebleed contratara a Venetian Snares como productor. Un frenético paseo de beats vertiginosos y entrecortados, de riffs mutilados digitalmente, de alaridos y gruñidos deformes, de inesperados y caóticos cambios de ritmo, de enfermizos ruiditos subliminales infectando la mente a toda velocidad. Ok, comparado con sus anteriores entregas (extremas, ruidosas y enmarañadas pero firmemente plantadas en terreno electrónico), queda claro que este disco está pensado con cierto espíritu metalero, por así llamarlo. De hecho, entre las agobiantes capas de blast-beats cibernéticos, corrosivos siseos digitales y erupciones sónicas varias, llegan a colarse algunos riffs de claro tenor Deathmetalero y otros que pondrían orgullosos a Adrian Smith y Dave Murray, sólo que colocados en contextos tan bastardeados y revulsivos que nada tienen que ver con la pompa épica del Metal tradicional. Por supuesto, tampoco olvidan sus raíces, y así encontramos pasajes casi ambientales de experimentación sonora, enmugrecidas secuencias sintetizadas y psicóticas técnicas de producción afines a géneros electrónicos como el Glitch, el Brakcore o el Gabber. Les puedo asegurar que, en términos de generar sensaciones incómodas, violentas, perturbadoras y opresivas, esto no tiene nada que envidiarle a ningún exponente de Metal extremo en general. Escúchenlo y observen como sus cerebros se derriten a toda velocidad.

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