29 de marzo de 2011

Review: Eleventh Dream Day "Riot now!" (2011)

Por Fernando Suarez.

-Eleventh Dream Day “Riot now!” (2011)
Con casi treinta años de existencia, todavía es probable que la mayoría sólo conozca a Eleventh Dream Day como “la banda donde toca Doug McCombs de (nuestros recientes visitantes) Tortoise”, cuando en realidad Tortoise es la banda donde toca Doug McCombs de Eleventh Dream Day. De hecho, sería divertido observar cómo reaccionaría el fan medio de Tortoise ante cualquier disco de Eleventh Dream Day, en especial este crudo y flamante “Riot now!”. Es que aquí no hay Post-Rock, ni Jazz, ni sesudas elucubraciones ambientales/electrónicas/progresivas ni nada por el estilo. La propuesta del cuarteto siempre pasó por rescatar el costado más áspero y distorsionado de Neil Young a través de un filtro claramente Punk, aún antes de que J Mascis se aburriera del Hardcore y empezara a fumar porro. “Riot now!” es precisamente eso, Rock guitarrero, potente, melódico pero con el grado justo de suciedad, adulto pero siempre energético. La voz de Rick Rizzo dibuja nerviosas melodías con inflexiones que pueden remitir a un Frank Black (o Black Francis, ahora que los Pixies están activos) controlado, los hermosos arreglos vocales de la baterista Janet Beveridge Bean inclusive tienen cierto aire a Kim Deal, las bases son sencillas pero siempre efectivas y las guitarras (claro que sí) se llevan el premio grande con riffs y arreglos certeros, gancheros, mugrientos y envueltos en sutiles texturas. Claro, todo eso no es más que el adorno necesario para lo que realmente cuenta: las canciones. Emotivas sin pasarse de dramatismo, contagiosas y efervescentes sin llegar a la violencia, crudas sin caer en la tosquedad, versátiles sin necesidad de apelar a eclecticismos forzados, construidas con cuidado artesanal pero sin perder nunca de vista la urgencia Punk. Y sí, cuatro tipos (bueno tres tipos y una tipa) que rondan las cuatro décadas de edad (y, en algún caso, las superan) pueden rockear con la misma (o más) intensidad que cualquier jovencito y, en ese sentido, el legado inmortal (y aún vigente y, por suerte, lejos de cualquier atisbo de jubilación o retiro) del mencionado Neil Young se mantiene en buenas manos. Calidad rockera y buenas canciones aseguradas o le devolvemos su camisa a cuadros y sus jeans raídos.

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