25 de julio de 2011

Review: Rational Animals "Bock Rock parade" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Rational Animals “Bock Rock parade” (2011)
El lugar común establece que las comparaciones son odiosas pero, ¿qué puede haber de odioso en que te comparen con Black Flag y Bl’ast? Sí, la propuesta de Rational Animals va por esos carriles de Punk-Rock frenético pero construido sobre riffs intrincados y adornado por solos disonantes, jugando con flirteos Blacksabbatheros pero siempre enmarcados en esa impronta cruda, visceral y sudorosa que hace hervir la sangre y descartando cualquier atisbo fantasioso o innecesariamente épico. Ok, las influencias son bien claras y esto no es ningún ejercicio de originalidad pero, aún así, la intensidad y la inventiva que despliegan estos tipos en sus composiciones es irreprochable y endiabladamente atractiva. En primer lugar, tenemos un sonido que, sin resignar crudeza y naturalidad, no se queda en las limitaciones técnicas de los ochentas y permite apreciar la innegable musicalidad del cuarteto, al tiempo que se siente como una certera patada en las encías. Después, tenemos un trabajo de guitarras excepcional, una clase magistral de cómo el más salvaje Punk-Rock puede trabajarse con riffs angulares, densos rebajes, arreglos retorcidos (hay inclusive algunos punteos limpios de tono casi Surfer) y solos histéricos, sin por ello resignar la urgencia básica del género. A eso, se suma una base rítmica sólida, furiosa pero siempre atenta a las idas y venidas de las guitarras, y un vocalista que escupe bilis y suple sus limitaciones técnicas con una energía arrasadora y una inteligente dosificación de berridos varios con diferentes niveles de suciedad. Y todo eso expresado en canciones geniales, tremendamente energéticas y elaboradas al mismo tiempo, cargadas de una áspera densidad emocional que se siente en las entrañas y transmite una fuerte sensación de asfixia, trabajadas con una imaginación al rojo vivo (insisto con el manjar que son esas guitarras) y una potencia irresistible. En fin, no tengo muchas más palabras para describir esta maravilla. Si, como yo, cuentan a Black Flag entre sus bandas de cabecera, he aquí casi veintisiete minutos de pura dicha musical que los harán vibrar hasta quedar agotados y felices.

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