8 de julio de 2011

Review: Heights "Dead ends" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Heights “Dead ends” (2011)
No sé de dónde salieron (bueno, sí, del Reino Unido pero ustedes entienden a qué me refiero) estos muchachos pero, ciertamente, esto que ellos llaman Epic Hardcore, me ha dejado boquiabierto, exhausto y con una punzante y adictiva sensación de dolor en el cuerpo y el alma. “Dead ends” es su álbum debut (precedido por un breve ep, “The land, the ocean, the distance”, editado en 2009) y suena como el trabajo de un grupo con años de experiencia y las ideas bien claras. La definición antes mencionada calza como anillo al dedo, podríamos comparar este material con lo hecho por exponentes de esa especie de Hardcore emocional actual como Defetaer, Ritual, Departures o Miles Away, en especial en lo que hace a combinar la rabia desbocada del género con guitarras que generan monolíticas murallas de texturas distorsionadas y melodías cargadas de melancólica desazón, pero aún así la identidad de Heights brilla a cada segundo. Por momentos suenan como unos Deftones más agresivos y gritones, en otros pueden acercarse a la elaboración intelectual, la densidad rítmica y los flirteos Post-Rockeros de Isis pero con el corazoncito Core latiendo de forma alocada, y en todo momento la cruza de elementos suena natural, orgánica y concebida con una intensidad agotadora. Las bases mantienen en todo momento un potente groove que obliga a mover la patita cuando no a desencajarse en frenéticas danzas, transmitiendo toda esa energía visceral del Hardcore sin necesidad de levantar la velocidad, las guitarras rellenan cada mínimo resquicio sonoro con enormes riffs y multitud de arreglos diseñados para estrujar el corazón, a veces marcando a fuego el mencionado groove y a veces expandiéndose en bellísimas y elaboradas construcciones armónicas siempre cubiertas de gruesas capas de distorsión, y la voz pone el broche final con unos alaridos desgarrados que hacen temblar el espíritu, supliendo sus limitaciones técnicas con una fuerza que penetra los huesos y se clava inexorablemente en las entrañas. Ideal para hacer catarsis violenta en esos días en los que el mundo parece estar en nuestra contra.

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