9 de enero de 2012

Review: Dim Mak "The emergence of Reptilian Altars" (2011)



-Dim Mak “The emergence of Reptilian Altars” (2011)
El Dim Mak o erróneamente conocido como “el toque de la muerte” es una práctica típica de ciertas artes marciales orientales (más exactamente de China y Okinawa), que se basa en presionar ciertos músculos del adversario para generar efectos diversos.
También es el nombre del grupo formado por cuatro ex Ripping Corpse (áquel grupo por donde pasó el ex Morbid Angel y hoy Hate Eternal, Erik Rutan), de los cuales todavía permanecen para este cuarto disco Shaune Kelley y Scot Hornick tras guitarra y bajo respectivamente, además de la adhesión de John Longstreth (actual baterista de los reformados Gorguts, Origin y ex The red Chord, Skinless, Exhumed y otros tantos más) y el ignoto Joe Capizzi de Villains tras el micrófono.
Esto es Death Metal con líricas y una estética devenida del amor de los miembros originales por las artes marciales, pero no se piensen una suerte de Bolt Thrower con impronta karateca, como tampoco unos viejos chotos con una permanente nostalgia por sus pasos por los ochentas.
Editado por Willowtip (uno de los sellos más interesantes en materia de Metal extremo, con propuestas como Baring Teeth, Gigan, Creation Is Crucifixion y Sulaco, entre otras tantas), en “The emergence of Reptilian Altars” nos encontramos con guitarras que laceran la carne con riffs tan disciplinados como los dotes de un maestro Samurái, una batería que golpea a diestra y siniestra, dibujando desde los blast beats más brutales a ritmos con la violenta parsimonia que podría darnos Miyagi (Karate Kid) después de que destruyesen su sueño de toda la vida, un bajo que, a pesar de quedar bastante enterrado, cumple su cometido y un vocalista que saca a la luz una carraspera ladrando ordenes como el más malvado maestro de Cobra Kai.
Inevitablemente, se viene a la luz la cercanía con Hate Eternal y porque no, con Morbid Angel, pero con un resultado tan explosivo, que poco importan las influencias o cercanías sonoras.
En este dojo se destrozan huesos, se parten quijadas y se produce un sangrado interno inminente, o al menos Dim Mak busca eso. Para disfrutar viendo “The Story of Ricky” (1990) y morir en el intento.

Review escrita por Mariano Lastiri.

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