22 de agosto de 2012

Review: Bastard Noise “Skulldozer” (2011)

Por Manuel Platino


-Bastard Noise “Skulldozer” (2011)
Este es un disco que jamás en la vida pensé que iba a conseguir. En su momento (allá por 2010) sabía que existía una continuación del genial "A Culture of Monsters", una de las obras cumbres de la banda de Eric Wood y sus secuaces, pero no había podido recabar demasiada información al respecto. Es más, el mismo Eric, con quien en algún momento intercambié emails para una de las entrevistas más entrañables que hayamos hecho en esta página de ñoños (nota cholula al margen), me había contado sobre "Skulldozer" y más que nada, con un tono de claro orgullo, sobre Aimee Artz, la actual vocalista y manipuladora de los famosos osciladores ROAR y Trogotronic, marca registrada del sonido de BN. Entonces, es sobre la señorita Artz en quien quisiera enfocarme para describir este disco.
Aclaremos de entrada que "Skulldozer" tiene no sólo que rendir cuentas de la impresionante carrera de Man is the Bastard (la legendaria ex – banda de Eric Wood), sino también de la no menos que brillante aunque errática seguidilla de discos de Bastard Noise, la cual culminaría con el mencionado "A Culture..." en el 2010, uno de los mejores discos de ese año y seguramente de la década que empieza. No me quedo corto con halagos al impresionante trabajo en las perillas que hiciera WT Nelson en aquel disco.

Ok, fast forward a 2011, nueva formación, Eric sigue con sus retorcidos conjuros melódicos en el bajo, Joel Connell tras los parches acompaña con ritmos espásticos, siempre cambiantes y Aimee con alaridos desgarrados salidos de la boca del mismo infierno. Las canciones siguen teniendo esa cualidad que hiciera característica al west coast Powerviolence de los noventas, como es de esperarse, y en "Skulldozer" mucho más que en cualquier otro disco anterior de BN, a tal punto que por momentos nos deja pensando “¿qué pasó? ¿de golpe estoy en el sur de California escuchando a Man is the Bastard, pero con buen sonido y sin la guitarra?” (Canciones como “BTP” o “The final days... (of our shit species)”, títulos Manisthebastardenses si los hay, te transportan literalmente a aquellas épocas y lugares). Pero bueno, el mismo Eric inventó el estilo y le puso el nombre al género, si no puede tomarse algunas licencias autorreferenciales ¿qué queda para las hordas de bandas que lo copian hoy en día?

Pero ¡nada de todo esto importa! Ya todos escuchamos a Man is the Bastard mil veces, Nelson ya había mezclado con precisión entre artesanal y matemática sus aportes ruidísticos a las canciones retorcidas de "A Culture...", la pregunta relevante a hacerse es ¿qué es lo que aporta Aimee en cuestiones de ambientación sonora, que es, en definitiva, lo más interesante de BN? Mi respuesta a tan trascendental interrogante (¿?) es: el toque femenino. No, en realidad no tiene nada que ver con lo femenino, pero no tengo otra palabra para describirlo. En "Skulldozer" se diferencian claramente los temas hechos para voz/bajo/batería de los temas ambientales y climáticos, cosa que no pasaba tanto en "A Culture...". Esto podría verse como un paso atrás, ya que la excelente mezcla de ambas cualidades, tan difíciles de reconciliar, que había logrado Nelson en el disco anterior, en "Skulldozer" casi no existe. Pero (y este es un muy importante 'pero') la señorita Artz trae a la mesa una nueva sensibilidad un poco más sutil y a la vez mucho más efectiva que no había escuchado antes en la música de BN. En efecto, los temas compuestos a base de la electrónica y el ruido están construidos por Aimee con criterio e intuición en pos de resultados altamente efectivos.

Ejemplo 1: “50 million light years from…” suena como el equivalente sonoro de un gran abismo cósmico en el fondo del cual, los choques de ondas gravitacionales de miles de estrellas fusionándose en un gran agujero negro que chupa toda la materia del universo pueden literalmente trasladarse a aterradoras pesadillas lovecraftianas que ni el mismísimo narigón de Providence hubiese podido elucubrar tan eficazmente. Y si, en algún momento uno puede hasta llegar a escuchar los ecos de los gritos de Azathoth, el dios ciego e diota, rugiendo en medio del caos de materia y energía transformándose y colapsando sobre sí mismas.

Ejemplo 2: “Demise by radiation” mezcla dos sensaciones antagónicas en una misma canción: la agorafóbica impresión de que el cielo cubierto de langostas se cierne sobre nuestras cabezas para devorar lo que queda de vida en un mundo devastado por algún desastre nuclear, mientras las sirenas siguen sonando como advertencia tardía del desastre... y la sensación claustrofóbica de nuestro propio cerebro siendo atacado por millones de nanomáquinas carcomiendo desde adentro lo que nos queda de humanidad, una humanidad devastada por nuestras propias creaciones.

En ese aspecto calculo que el concepto cierra, el "Skulldozer" es la creación que devora a su progenitor y usa su propio cráneo como trofeo del fracaso del hombre bastardo como género. En fin, gente macanuda, ¿vio?.

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