7 de junio de 2012

Reviews Express


Por Fernando Suarez.



-Pain Teens “Stimulation festival” (1992)
Referencias rápidas: Killing Joke, los primeros Swans, Big Black, Butthole Surfers, Foetus, Cop Shoot Cop, Silverfish. Bien, a eso, sumen una guitarra que, aparte de su sádico arsenal de chirridos y disonancias, tenía bien internalizadas las lecciones rifferas de Tony Iommi y Jimmy Page, y una voz (la de la preciosa colorada Bliss Blood, que luego colaboraría con gentuza como Exit 13 y los Melvins) capaz de sumergirnos en un embrujo tan sensual como perturbador, con una elegancia melódica que nunca perdía de vista la intensidad y una personalidad bien distintiva que, de hecho, terminaba de redondear la impronta musical de estos texanos.



-Cement “The man with the action hair” (1994)
No debe ser fácil ser Chuck Mosley y vivir con la carga de ser “el tipo que cantaba en Faith No More antes de Mike Patton”. Cement fue la banda que lideró en los noventas (luego de un breve paso por Bad Brains tratando de reemplazar a H.R., otra plaza bastante complicada) y en ella no se alejaba demasiado (las principales diferencias serían: nada de teclados, guitarras más fuertes y, por momento, un acercamiento un tanto más directo al Funk y el Soul) de aquel extraño y atractivo estilo de “Introduce yourself”, lo cual no alcanza para deslumbrar pero sí para pasar un buen rato.



-Malformed Earthborn “Defiance of the ugly by the merely repulsive” (1995)
Los dos grandes bajistas del Grindcore (Shane Embury y Danny Lilker) se juntaban por un rato con Scott Lewis (ex baterista de Brutal Truth y Exit 13) y el resultado es esta bestial máquina trituradora de neuronas. Como un Skinny Puppy poseído por innombrables demonios japoneses y obligado a alucinar las más retorcidas pesadillas lisérgicas, o un Godflesh reducido a un esqueleto corroído por la lluvia ácida y moviéndose a pasos fracturados por un derruido paisaje post-apocalíptico.



-Failure “Fantastic planet” (1996)
El único defecto de “Fantastic planet” es haber sido editado luego de aquella obra maestra que fuera “Magnified” de1994 (Algo similar le sucedería a Hum con “Downward is heavenward” y a Quicksand con “Manic compression”, por citar un par de ejemplos afines). Siguiendo la línea de ese disco, aquí los californianos profundizan los extremos: las partes dulces son más dulces, las murallas de distorsión más impenetrables, los climas cósmicos más densos y la elegancia aún más sofisticada y cuidadosa de los detalles. Ruido, melodía, inteligencia y unas canciones de la concha de la lora.



-Rome “Rome” (1996)
Llamar Post-Rock a lo expuesto en este único larga duración de Rome es, como mínimo, un acto de haraganería. Más allá de sus conexiones con Tortoise (con quienes compartieron sello discográfico, giras y cierta obsesión con el costado más experimental del Dub), la música de este trío instrumental (bajo, batería y chirimbolos electrónicos) es tan atrapante como imposible de categorizar. Pulso rockero para composiciones de vanguardia paradas en algún lugar entre la electrónica más abstracta (y, por momentos, ruidosa) y las ambientaciones espaciales más oscuras.



-Auntie Christ “Life could be a dream” (1997)
La portentosa Exene Cervenka (legendaria vocalista de X) usaba a Matt Freeman (bajista de Rancid. Y siempre es bueno recordar a Seth Putnam cuando decía que “Rancid apesta y The Clash apestaba también”) y el vejete batero D.J. Bonebrake (X, Flesh Eaters y otros más ignotos) como banda de respaldo y nos entregaba diez gemas de ese glorioso Punk-Rock, con un gancho y una energía irresistibles y hasta ciertas melodías de indisimulado tono Folk que no hacen más que sumarle puntos a este discazo injustamente ignorado.



-Queens Of The Stone Age “Queens of the stone age” (1998)
Songs about fucking.



-Barbaro “Nolte” (2002)
Diversas variantes de Noise-Rock (desde lo más pesado de Unsane a lo más disonante de The Jesus Lizard, pasando por lo más rabioso y tenso de Silverfish), sensibilidad melódica, dinámicas y angularidades varias afines al Post-Hardcore (de lo más inteligente de Jawbox a lo más intrincado de Drive Like Jehu, pasando por lo más ganchero y emotivo de Failure) y hasta cierta mugre de lejano regusto Grunge. Todo ello fundido en un sonido único que nunca encaja del todo en ninguna de las mencionadas categorías y conmueve a base de equilibrar ruido, inteligencia y melodía de forma impecable.



-Pinebender “The high price of living too long with a single dream” (2003)
Las guitarras gordísimas y envolventes (casi monolíticas), y los ritmos aletargados nos pueden hacer pensar en una especie de Jesu menos producido. Entra la voz e, indefectiblemente, las referencias más frágiles del Emo de mediados de los noventas (el primer The Promise Ring a la cabeza) hacen su aparición y tiran por la borda cualquier intento de categorización facilista. Densidad sonora utilizada como respaldo de la densidad emocional y no como cáscara estilística sin sustancia.



-En Mi Defensa “Silencios” (2011)
Tercer disco de Hardcore chileno lleno de pasión, fuerza, ideas y una destacable creatividad (presten especial atención a las guitarras). Amantes de Unbroken, Refused, Give Up The Ghost o Verse no lo pueden dejar pasar.

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