19 de septiembre de 2011

Review: Shoppers "Silver year" (2011)

 Por Fernando Suarez.

-Shoppers “Silver year” (2011)
Gracias a dios (o a quién corresponda) por las bandas que me devuelven la excitación en los puntos bajos del ánimo cotidiano. Gracias por esos aullidos urgentes y viscerales que nada saben de teatralidades bobaliconas o poses de un extremismo poco creíble. Gracias por esas canciones que son más latigazos de electricidad quemando las entrañas que sucesiones de notas con pretensiones de alta cultura. Por supuesto, los obsesivos de los rótulos tendrán a mano términos como Noise-Rock, Riot Grrrl, Queer-Core, Post-Hardcore o vaya uno a saber qué otra barbaridad. El hecho de que aquí resuene un claro espíritu que rescata las enseñanzas primigenias del Bikini Kill más intenso no significa que lo de este trío neoyorquino sea una copia ni nada por el estilo. Hurgando bajo la superficie de este Punk-Rock frenético, cáustico y combustionado a estrógeno, podemos encontrar serios rastros de esa musicalidad enfermiza patentada por grandes visionarios del costado más inteligente del Punk (o el Post-Punk, si prefieren), como Steve Albini, Fugazi, The Nation Of Ulysses, The Fall o Sonic Youth, así como un tierno corazón Pop (bueno, piensen en Hüsker Dü y hasta algo de My Bloody Valentine) que intenta siempre asomar la cabeza a pesar de la constante y furiosa paliza de los instrumentos. Claro, es que más allá del latir obsesivo, taladrante y sudoroso de la batería, del pulso amenazante y gruñidor del bajo, de las impenetrables capas de guitarras ruidosas que se superponen de forma fracturada hasta trastocar completamente los sentidos y de esa garganta que se tensa hasta el límite y se rompe en oleadas de combativa vulnerabilidad, aquí tenemos canciones básicas, emocionales en el sentido más crudo de la palabra y guiadas por un rastro melódico que se ve insistentemente sacudido y lacerado por torrentes de imparable energía. Desde ya, nadie dijo que esto iba a ser agradable ni fácil y no siempre el Punk lo es, se supone que es parte del chiste. Lo interesante es que tampoco se trata de material inescuchable o falto de noción musical. Es sólo que, claro, si son fanáticos de Marillion, no creo que esto les atraiga demasiado. Y ese es uno de los mejores halagos que se me pueden llegar a ocurrir para cerrar un comentario.

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