2 de agosto de 2010

Disco de la semana: Bitch Magnet "Star booty" (1988)

Por Fernando Suarez.



No lo voy a negar, hay ciertas referencias que, de sólo pensarlas, me provocan cosquillas de placer en el ánimo. Si imagino una cruza entre la sensibilidad Pop recubierta de dureza Hardcore de Hüsker Dü, las disonancias y extravagancias rítmicas de Fugazi y Shellac y el perfecto sentido de la dinámica y la tensión de Slint, es muy probable que mis calzoncillos comiencen a chorrear de forma descontrolada. Bueno, tal mixtura es lo más cercano que se me ocurre a una descripción fiel de lo propuesto por Bitch Magnet en su mini lp debut y a eso hay que sumarle el hecho de que, a la fecha de su edición, varias de las bandas mencionadas (con excepción de Hüsker Dü y Fugazi) todavía no existían. Claro, hay que tener en cuenta que contaban con la presencia de David Grubbs, quien ya viniera de deslumbrar en su anterior agrupación (Squirrel Bait) y que, tras la disolución de Bitch Magnet en 1990, formaría parte de pilares del Math-Rock como Bastro y Gastr Del Sol, estos últimos junto al multifacético Jim O’Rourke. Otro dato nada menor es que la grabación corrió por cuenta del mismísimo Steve Albini, quien, evidentemente, tomó buena nota de lo que escuchó en esas sesiones a la hora de planear sus aventuras al frente de Shellac. Pero, más allá de asociaciones y pergaminos, el peso real está en las canciones. Nueve gemas que reflejan a la perfección el ánimo de su época, esa transición entre la energía visceral del Hardcore y una musicalidad más compleja y profunda, un equilibrio perfecto entre expresión cruda y sin artificios, emoción al rojo vivo, creatividad al tope y mirada vanguardista. Cada una de estas ocho canciones sirve tanto para retorcerse como un enfermo grave de epilepsia como para apreciar sus infinitos recovecos armónicos y rítmicos o como para desgarrarse el corazón sin vergüenza. Desde ya, se trata de una de tantas bandas que nunca recibieron el crédito merecido (si sólo tenemos en cuenta la enorme influencia que ejercieron sobre Shellac y Slint, de ahí se desprenden innumerables acólitos) y aún así se dieron el lujo de dejar un legado discográfico (sus trabajos posteriores, “Umber” y “Ben Hur”, desarrollaron aún más las cualidades presentes aquí, llegando a puntos cegadores de inventiva e intensidad) prácticamente inmaculado. No importa, la música siempre estará ahí para ser descubierta y disfrutada, y la de Bitch Magnet exige que se lo haga con todos los sentidos a flor de piel.

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