10 de noviembre de 2009

Faith No More en vivo


Por Fernando Suarez.

Imágenes y sonidos desordenados en perfecta armonía. Luces apagadas. Tim Moss (sí, el mismo que nos transportó a densas travesías psicodélicas con Porn, haciendo de soportes de Big Business y Melvins) moviendo cables. Oscuridad. Unas tenues notas azucaradas. Cuatro tipos vestidos de estricta etiqueta. Un quinto que llega luego, apoyándose en un bastón. Sí, son ellos. Miles de flashes, un cúmulo infinito de diecisiete años de recuerdos comprimidos en unos pocos segundos. Mike Patton y Roddy Bottum alternándose estrofas con esa dulzura fingida que dibuja sonrisas maliciosas en nuestros rostros. Esa capacidad innata para ver siempre el otro lado de las cosas. Desde ningún lugar, una ráfaga de energía pura nos cachetea. Suenan sirenas y el más evocador de los infiernos se desata. Todavía con el corazón en la boca caen sobre mí “Land of sunshine” (esas risas desencajadas, ese clima psicótico, ese bajo, esos teclados) y “Caffeine” (esos riffs trabados, esas paradas abruptas, ese estribillo entre épico y absolutamente descorazonador, esos tensos repliegues, ese arranque casi Hardcore, esos alaridos). Déjenme decirles algo que tal vez no sea relevante. Probablemente tan relevante como estas líneas, así que da lo mismo. “The real thing” y “Angel dust” son dos discos que me cambiaron la vida y prácticamente me definieron musicalmente desde el primer momento en que los escuché. Y el segundo, en particular, es hasta el día de hoy mi disco preferido de la historia de la música. Patton en castellano, más divertido que seductor, y el que no disfrute del chiste que se mate. Tal vez prefieran el chiste en forma de virulento Metal. Bueno, ahí viene “Suprise! You’re dead”. ¿Esta es la misma gente que vimos sobre el escenario hace catorce años? Pareciera que sí, salvo por el calvo muchacho de la guitarra, un instrumento que en cualquier otro grupo de Rock representaría el poderío fálico pero aquí es sólo un engranaje más de esta impecable máquina de generar emociones. Y, si son los mismos, ¿cómo es posible que, en vez de deteriorarse con el tiempo, hayan mejorado? No hay tiempo para reflexionar, las campanitas nos invitan a un último brindis de tristeza. Podría sorprenderme pero estoy ocupado conteniendo las lágrimas. Dicen por ahí que vuelven los noventas. ¿Hay acaso un tema más noventas que “Ricochet”? Esa guitarra, ese ritmo zigzagueante, esa letra cargada de bilis y esas melodías que nos elevan y nos confunden. Comienzo a preguntarme si este señor, Mike Patton, es realmente humano. Debe serlo, de otra forma no me explico que logre contagiar y generar este incesante flujo de sentimientos. EL pianito cadencioso nos invita a otro festival del cinismo bien entendido con “Easy”. Y Patton no para de moverse. Los puños en alto festejan el que, probablemente, sea el mayor hit en la historia de Faith No More. Pienso en tantas bandas mediocres intentando basar su carrera entera en una imitación torpe y superficial de “Epic” y sonrío para mis adentros. Y sí, todos corean la melodía final del piano. Y Patton lo nota. Pero Patton no es Eddie Vedder, él se ríe de nosotros, no con nosotros. Ahora bien, un estadio entero coreando una de las letras más jodidas y angustiantes de la historia del Rock (Sos perfecto, es cierto. Pero sin mí sos sólo vos) es una visión de otro mundo. Y que Patton juegue a Freddie Mercury con su propia carga de retorcido sentido del humor es sencillamente impagable. Y si, encima, se meten en una especie de parodia a Portishead para luego cerrar el tema a pura intensidad…qué les puedo decir. Todavía se me pone la piel de gallina al recordar esos momentos. Deciden empezar una broma y, una vez más, demuestran que un sutil viraje en la interpretación puede darle una significado completamente distinto a las palabras y las melodías. Y vuelve la duda. ¿Cómo puede ser que Patton coloque su voz perfectamente, con una potencia arrolladora y sin perder una sola nota mientras se retuerce como un poseso y agita sus brazos hacia el cielo como un condenado? Esa guitarra no miente y, otra vez, no doy crédito a mis ojos al ver cuánta gente celebra el gentil arte de hacer enemigos. Happy birthday, fucker. Toda esa violencia se transforma en un nudo en la garganta cuando suena “King for a day”. La perfecta orquesta rockera se despacha con una perfecta sinfonía de desazón y los ojos vuelven a humedecerse. Y Patton, dios mío, de dónde salió este hombre. Esta es la mejor fiesta en la que he estado. Una pequeña victoria puede ser mucho más que eso. Puede ser el adolescente que alguna vez fui, saltando y cantando con voz desafinada e inocente, de paseo por otro mundo, aquel que estas melodías creaban en mi mente. Despierto del sueño y descubro que el adolescente se fue pero esta música persiste, crece y se clava aún más profundo en el alma ahora. “Ashes to ashes” resultó el momento culminante de Patton, otra vez doblándose como un epiléptico mientras llevaba su voz a alturas irreales de intensidad y emoción. Todavía me pregunto en qué momento se supone que tome aire. Es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo, así que viajamos en el tiempo y bailamos como monitos y gritamos los coros y coreamos el estribillo y nos despedimos sabiendo que todavía hay más. Ya saben, la oscuridad, el silencio, el típico ritual rockero del bis. Sí, soy sumamente subjetivo y no me importa que Patton vuelva vistiendo la camiseta de la selección argentina (un gesto demagógico que deploraría en cualquier otra persona) con un número diez y su apellido en la espalda. Se lo puedo perdonar si me entrega ese medley cinematográfico que nos permitió espiar de lejos con la imaginación lo que podría ser ver a Fantômas en tierras locales. Sorpresa entre sorpresas, una auténtica colisión se cierne sobre nuestros pobres cuerpos y termino de entender por qué Patton quiso luego colaborar con Duane Denison de The Jesus Lizard. Cavando la tumba nos despedimos con el estribillo más tribunero y no importa que el bueno de Miguel se confunda la letra de la segunda estrofa. Todavía estoy flotando. Nostalgia o no, nada de eso importa. Esta es la mejor fiesta en la que he estado.

5 invocaciones del cosmos:

Que hermosa review. Recordar ese momento me hacen que se me caigan las lagrimas. Odio pensar no haber nacido 8 años antes. En fin.

¿Nos dara la vida otra vuelta de Patton? Me quedo con la esperanza

que grande el Patton...! Nunca voy a entender como hace para cantar, retorcerse y convulsionarse todo al mismo tiempo.

QUEBUENOQUEESTUVOLAREPUTAMADREQUELOPARIOO! Ahora queremos a Fantomas, hagamos algo, piquete, ,marcha ALGO!!



Besitos.

que buena tu reseña!!
Fue un recital inolvidable!!
Yo fui al aeropuerto a despedirlos !!
Son super humildes y comunes unos tipasos!!!
Ojalá que vuelvan en el 2010 a cerrar su gira por estos lados y hagan un show solo de ellos!
Y tambien pidamos por Fantomas en Argentina!!por favoooorrr!!

que buena tu reseña!!
Fue un recital inolvidable!!
Yo fui al aeropuerto a despedirlos !!
Son super humildes y comunes unos tipasos!!!
Ojalá que vuelvan en el 2010 a cerrar su gira por estos lados y hagan un show solo de ellos!
Y tambien pidamos por Fantomas en Argentina!!por favoooorrr!!