20 de octubre de 2008

Mudhoney en vivo - Niceto 19-10-2008

Por Fernando Suarez.


Bien, comencemos por sacarnos de encima el lastre de las observaciones obvias. En primer lugar, sí, los que presenciamos al cuarteto de Seattle en su condición de soportes de Pearl Jam en la cancha de Ferro hace tres años confirmamos lo evidente: Mudhoney en un lugar cerrado destruye, aplasta y mata sin tomar prisioneros. En segundo lugar, otra confirmación: Mudhoney NUNCA podría haber logrado el éxito de Nirvana. Sus canciones se cagan en el gancho popero y pasan por alto la dinámica “comienzo-lento-estribillo-explosivo” que patentaron los Pixies y Kurt Cobain transformó en oro. Los temas de Mudhoney empiezan fuerte sólo para llegar a un clímax más fuerte aún. Y, un detalle que parece menor pero no lo es, Mark Arm no da con el perfil de carilindo torturado que atrapa al imaginario adolescente, lo cual en el negocio del Rock es una carta ganadora, fíjense en bandas como Korn o My Chemical Romance si no. En tercer lugar, sí, Arm se parece a Iggy Pop, canta de manera similar y hasta tiene pasos de bailes parecidos a los de la Iguana (esto es cuando no se cuelga la guitarra, claro). Y sí, la música de estos cuatro señores desquiciados bien podría ser considerada como la versión 90’s de los legendarios Chiflados de Detroit. Pero hay un pequeño detalle. Uno puede asociar a Iggy y sus secuaces inmediatamente con toneladas de excesos y reviente. Vamos, casi la representación viviente del viejo lema “sexo, drogas y Rock And Roll”. Bueno, difícilmente dicho lema se aplique al gordito de camisa a cuadros que empuñaba el bajo, ni al señor rubio con entradas incipientes y pancita generosa que aporreaba los tambores y, mucho menos, al nerd barbudo y torpe que se dedicó a hacer trizas su guitarra con cada riff y solo. Y, ojo al piojo, no estoy tratando de hacer ninguna apología Straight Edge ni nada que se le parezca. Se trata, simplemente de que Mudhoney es una de las poquísimas bandas que pueden encarnar de forma tan fiel el espíritu del Rock And Roll (llámenlo Grunge, Punk, Garage o lo que mierda prefieran y atragántense con sus enciclopedias rockeras de pacotilla) pero despojándolo de uno de sus vicios más molestos: la estupidez. Sí, los temas son simples, los riffs SIEMPRE están construidos sobre acordes mayores, el pulso rítmico es firme y constante, los solos de guitarra suenan ruidosos y desafinados, la voz es desprolija y urgente y la energía, una inagotable fuente de sudorosa energía, es la que manda en todo momento. No hay lugar para sutilezas de ningún tipo, pero tampoco lo hay para aburridos lugares comunes. Tal vez sea la tan manoseada ironía que dominó los 90’s, pero el retorcido sentido del humor que demuestran estos cuatro tipos los aleja inmediatamente de esa gente que todavía cree en el Rock (entendiendo Rock como el lema antes mencionado) como una forma de vida. Y sí, Mudhoney homenajea al Rock y al mismo tiempo lo ataca cuando transforma sus guitarras en implacables máquinas de generar ruido. Lo homenajea cuando se roba los riffs que escuchaban nuestros padres y lo bastardea poniéndole solos fuera de escala y letras que ningún padre aprobaría. Y debo confesar que hacía mucho tiempo que un recital de puro Rock And Roll no me hacía sentir tan bien. No se trata sólo de sentirme rejuvenecido y de ese inevitable reencuentro con una de las bandas que marcaron mi adolescencia, si no de la persistente sensación de que fue necesario convertirme en un adulto para entender y disfrutar del todo lo que Mudhoney propone. Y sí, sonaron potentes, ajustados, sucios cuando era necesario y claros cuando la ocasión así lo requería, Mark Arm dominó el escenario a su antojo, no faltaron los clásicos punkys (“Touch me, ‘im sick”, “Suck you dry”, “Here comes sickness”, “You got it”) ni los paseos más densos y embarrados (“When tomorrow hits”, “Sweet young thing ain’t sweet no more” dedicada a todas las madres en su día) y encima cerraron con el inmortal “Fix me” de los no menos inmortales Black Flag. Olvídense de la depresión, los días negros y las estrellas conflictuadas. Y ni siquiera osen sugerir la palabra “retro”. Mudhoney tiene pasta y frescura de sobra para pasarle por encima a cualquier grupito adolescente y a muchos de sus contemporáneos. Y si no me creen es porque no estuvieron en este recital.


1 invocaciones del cosmos:

Concuerdo mucho con tu reseña, son una explosion de rock fuzz increible y tiran abajo toda la falsedad del circo de mentiras y extravagancias del Rock. Llenaron completamente mis expectativas y hasta las superaron...

Saludos

http://www.fotolog.com/mud_honey