18 de septiembre de 2012

Review: Cop Shoot Cop “Release” (1994)


Por Manuel Platino



-Cop Shoot Cop "Release" (1994)
Empecemos por destacar que una banda que se autodenomina Cana Mata Cana (Nota de Fernando: El nombre, en realidad, es una referencia al slang de conseguir heroína, inyectarse y volver a conseguir heroína) y no es de Hardcore, Punk o Crust no sólo tiene mi inmediata intriga sino que también mi atención y hasta mi simpatía. Pero como se imaginará usted señor/a lector/a, ahí no termina la cosa. Ni por asomo.
Cop Shoot Cop fue una de esas circunstancias producto de aquellos extraños tiempos de finales del siglo XX, cuando el mainstream fue poblado por bandas que se animaban a experimentar con sonidos nuevos, buscando no sólo en el ámbito del Rock y del Pop, sino en otros campos musicales como la música concreta, la electrónica y hasta expresiones más abstractas de sonido en sí mismo; bandas que, al no saber los grandes productores de las discográficas cómo encararlas, pudieron tener cierta libertad para moverse creativamente en el espectro musical, llegando a poblar la TV y las radios con expresiones musicales cuasi-genuinas. Por supuesto que todo esto ya pasó y, eventualmente, como lo predijo el gran Steve Albini, todos fueron devorados por la máquina corporativa y el status-quo de la música llegó a restablecerse con la sistematización de lo "vintage" y la nostalgia como productos de marketing.
Pero no es mi idea hacer un trucho análisis del ambiente musical de los noventas, sino hablar de lo que para mí ha sido una de las mejores cosas que le hayan pasado a la música en aquellas épocas de camisas a cuadros y bermudas. Cop Shoot Cop no es una banda de Hardcore, como su nombre lo podría implicar. Tampoco es una banda de Grunge o Thrash moderno, como la época de edición de este disco podría sugerirlo. Tampoco es una banda accesible como la discográfica que la edita podría implicarlo. Cop Shoot Cop es un engendro Post-Punk salido de New York que, en algún momento, pudo ser relacionado con la música Industrial (tal vez gracias al hecho de que el mismísimo Jim Thirlwell colaborara con ellos en su segundo disco, "White Noise", de 1991), mientras que en otros con la No Wave de aquella ciudad. Sin embargo, ninguna de estas tres denominaciones les hace justicia al quinteto neoyorkino. Si bien las líneas de bajo machacosas y repetitivas de las canciones hacen una fuerte referencia al Post-Punk inglés de los ochentas, estamos hablando de dos bajos y una guitarra (sólo en "Release" aparece dicho instrumento, antes se las arreglaban con los dos bajos) en juego, que rara vez están tocando lo mismo, y si bien el groove bailable nunca deja de estar presente, es un groove con fuertes raíces en la música americana, más precisamente el Delta Blues, y secciones de vientos que acentúan esa fuerte conexión entre la música de "Release" y el blues (recurso también usado en discos anteriores). Si bien el uso de percusiones con pedazos de metal y el uso de tape loops pueden hacer referencia a los clásicos exponentes de la música Industrial de aquellas épocas, como Einstürzende Neubauten o Controlled Bleeding, la música no está construida a partir de ellos como ocurre en esas bandas, sino a partir de las bases de bajo ya mencionadas. Si bien el nihilismo clásico de la No Wave está a flor de piel en las letras de Todd Ashley, es un nihilismo mucho más sutil y retorcido, no tan crudo y confrontacional sino construido sobre una base poética típicamente Bukowskiana. Y la referencia no es gratuita (de hecho en la letra del tema "Down come the mickey" de su primer disco, "Consumer Revolt", ya hacía una mención directa al escritor), ya que el cinismo y la crudeza que en Bukowski llegan a desgarrar el alma, en las canciones del buen Ashley forman los ladrillos de una pared que separan al cantante del escucha. Mientras que el nihilismo Bukowskiano abre el corazón del escritor al lector, el nihilismo de Ashley abre su corazón al escucha pero siempre detrás de esa pared de cinismo eterno, una gran pared de vidrio, enorme, inaccesible que nunca jamás nos permitirá llegar al mismo centro de lo que siente Todd al escribir esas canciones, sólo nos dejará entrever el resultado, sólo lo que él quiere que veamos.
Y si esta pedorreta metáfora digna de algún barbudo con saco de gamuza y parches en los codos que sale fumando pipa y hablando giladas por canal (á) no le basta a usted señor/a lector/a, entonces recomiendo que empiece por escuchar algunos de los himnos a la inconformidad de este disco: "Any Day Now", "Turning Inside Out", "Suckerpunch" o "It Only Hurts When I Breathe" y quizás se pueda percibir algo de lo que trato de transmitir con mis torpes palabras.

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