Review: Kill The Thrill "Tellurique" (2005)

-Kill The Thrill “Tellurique” (2005)

Head of David, Godflesh, Swans, Foetus, Throbbing Gristle, Einstürzende Neubauten, The Residents, John Zorn, My Bloody Valentine, Techno Animal, The Young Gods, The Birthday Party, Big Black, Neurosis, Bauhaus, todos ejemplos de las formas más renovadoras de la música durante tres décadas, y las bandas que osan mencionar estos franceses para darnos una idea aproximada de lo que escucharemos.
Sí, podemos llamar a esto Música Industrial con un poco de violencia metálica, pero estos muchachos son más que la suma de sus influencias.
Claro, más de veinte años de carrera y otros tres discos, donde el grupo empezaba a desarrollar su propuesta, lo demuestran.
En ese sentido, “Tellurique” sigue el camino finalmente forjado en su disco anterior (“203 Barriers”, de 2001), aunque variando su propuesta hacia caminos más amenos, sin perder ese destello tan bello como tormentoso.
Hay samples. Hay guitarras taciturnas que ocasionalmente generan paredes de ruido soñador a rifazzos mecánicos. Hay atmósferas evocadoras en la mejor tradicional Shoegazera/Dream Pop. Están, por supuesto, los ritmos deshumanizantes y un vocalista que pareciera una cruza entre Blixa Bargeld y Jaz Coleman, despojado de todo atisbo de acidez o reducido considerablemente. Y también encontramos momentos más que interesantes, como el empleo de un saxo en “Diaphragme” y aquella explosión viral llamada “Soave”, donde la bajista Marylin Tognolli vocifera en su lengua madre como si estuviera intoxicada con una mezcla de Whisky y mercurio.
Y, cómo si fuera poco, un cover de “Us and Them” de Godflesh, en una versión respetuosa que no cambia mucho de la original.
Material totalmente personal, que merecería la atención de los popes del género y dar nota a las nuevas generaciones de que no todo está inventado a la hora de hablar del querido sonido Industrial.
Y claro, para ver que nuestro futuro no es tan negro como imaginamos, o como nos enseñó el viejo James Cameron.

Review escrita por Mariano Lastiri.